Capítulo 21.

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La madre de Louis ríe para luego recargarse contra la silla en donde estaba sentada, lleva el vaso de bebida a sus labios y se permite observar a los tres hombres que estaban frente a ella, habían terminado de comer y ahora estaban reposando un poco.

Había sido un día demasiado complicado, pero parecía que había terminado bien.

Harry reía tan fuerte que sus mejillas habían tomado color y sus ojos brillaban debido a las lágrimas acumuladas, tenía una de sus manos en su estómago en un intento pobre de que este le dejara de doler.

Louis simplemente estaba ahí sentado a su lado y no apartaba la mirada del ojiverde, tenía una boba sonrisa en sus labios y lo veía con tanta adoración.

Finalmente Nicholas, el padre de Louis, mira la hora en su celular y suelta un suspiro, toma la mano de Amelie y le muestra lo tarde que era, debían irse y dejar a los chicos acomodarse.

—Bueno, no pensé que diría esto, pero me alegra que los hayan suspendido por un par de días, así se acomodan bien— un suave golpe cae en el brazo de Nicholas y este mira a su esposa— ¿qué?

Sólo bastó una mirada para que este entendiera, vuelve a poner la mirada sobre Louis y Harry, el ojiazul miraba de una forma divertida a su padre, sabría lo que vendría.

—Pero que no vuelva a ocurrir— termina de completar y el castaño ahoga una risa.

Su madre sonríe satisfecha y se levanta de la mesa, comienza a recolectar los platos sucios y Harry rápidamente se levanta a ayudarla, Amelie le agradece por eso y ambos van a la cocina.

El ojiverde rápidamente se pone frente al lavaplatos y la madre de Louis niega con su cabeza ante eso.

—No cariño, yo lo hago— el rizado niega con su cabeza.

—Quiero ayudar, es lo mínimo que puedo hacer después de todo lo que han hecho por mí y así también podemos hablar de cuanto debo pagar mensual por quedarme aquí.

Amelie suelta un suspiro y se acerca a Harry, lo aparta con suavidad del lavaplatos y cuando ve que este iba a insistir, levanta su mano.

—No pagarás absolutamente nada, lo único que te voy a pedir es que te preocupes de tus estudios y de seguir juntando dinero para la Universidad— Harry entreabre sus labios sorprendido, no podía ser así de fácil—y no quiero escuchar quejas jovencito, no estás solo en esto, somos familia y la familia se apoya.

Louis se recarga en el marco de la puerta y observa a su madre, ella sólo lo mira de reojo.

Harry asiente sin poder creerlo del todo y finalmente Amelie lo envuelve con sus brazos, el gesto se sentía tan sincero y reconfortante que el ojiverde finalmente se rompe, había aguantado durante todo el día, fué doloroso para él tomar el valor suficiente para enfrentarse a su padre, tuvo que revivir malos recuerdos una y otra vez.

Recuerdos que había intentado enterrar en el fondo de su mente, pero ahí estaba, un abrazo tan maternal que fué suficiente para derrumbar todos sus muros. Si tan sólo su madre no lo hubiera dejado solo, todo hubiera sido diferente.

Su padre quizás no se hubiera transformado en el monstruo que es hoy, el ojiverde no tendría tantos traumas, Harry quizás hubiera sido un adolescente normal.

Amelie deja un beso en la cabellera del ojiverde y mira a su hijo, este tenía un puchero en sus labios y se estaba aguantando las ganas de ir a reconfortar a Harry, pero en el fondo sabía que su madre era la persona indicada en ese momento para aconsejarlo.

—Desde ahora todo comenzará a ir bien, confía en mi, estás a salvo— Harry asiente, le creía, confiaba y se sentía bien ahora mismo.

—Gracias—la madre de Louis asiente y finalmente el ojiverde se separa de ella, seca sus lágrimas y le sonríe— ¿de verdad no quiere que lave yo?

Amelie vuelve a negar y hace un gesto con su cabeza hacía afuera de la cocina.

—Vayan a preparar sus habitaciones, tienen que acomodarse, Nick y yo nos encargaremos de la cocina y del comedor.

Harry suspira y se da media vuelta, se topa de frente con Louis y este abre sus ojos ante eso.

Mierda, debía haberse ido antes de que Harry se diera cuenta que había estado ahí.

El rizado le sonríe y lo abraza con fuerza, de esa forma ambos comienzan a caminar hacia las habitaciones del lugar, Louis reía de lo nervioso que estaba, no veía nada por donde estaba caminando así que se aferraba bien al cuerpo de Harry.

—Lou, no te soltaré— murmura el ojiverde con la mirada fija en el camino.

Finalmente ambos llegan y ven que habían dos habitaciones una frente a la otra, ambas eran del mismo tamaño y sus bolsos estaban al medio del pasillo.

—Bien— el ojiazul ve su antigua habitación y abre sus ojos, probablemente aún tenía estupideces pegadas en las paredes y definitivamente no quería que Harry viera todo eso.

Se separa del cuerpo del ojiverde y toma su bolso del suelo, entra a la habitación y cierra la puerta detrás de sí.

—¡Por si no queda claro elegí esta!— alza la voz para que Harry pudiera escucharlo y sólo escucha su risa como respuesta, eso era una buen señal.

Pone su bolso sobre el colchón descubierto y suelta un suspiro, un par de golpes se escuchan y Louis estaba casi seguro que podía ser su madre, vaya sorpresa se dió que a penas abriera la puerta se encontrara con los labios de Harry impactando contra los suyos.

Louis abre sus ojos ante la impresión, pero los cierra cuando siente como el ojiverde lleva una de sus manos a su nuca.

Mierda.

Realmente podría acostumbrarse a todo aquello con facilidad.

Louis termina entreabriendo sus labios para darle una mayor profundidad al beso y lo consigue, con todo lo que estaba pasando últimamente era suficiente para que su corazón estallara.

¿Todo esto significaba un nuevo comienzo para ambos? ¿Harry aún tendría ese miedo? ¿podrían estar juntos?

Joder, ahora su cabeza estaba hecha un lío.

—No pienses tanto—el aliento caliente de Harry choca contra sus labios y Louis siente ganas de querer besarle otra vez, era mucha tentación para él.

—No lo hago—murmura de forma baja y nota como el rizado entrecierra sus ojos, no le creía.

—¿Ya hicieron sus camas?— una tercera voz se une y ambos se separan de golpe, Amelie estaba cruzada de brazos y tenía una sonrisa sobre sus labios.

Harry traga en seco y Louis tenía sus mejillas rojas.

Más evidentes no podían ser.

Dandelions |Larry Stylinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora