Cuando Louis despierta a la mañana siguiente, siente sus ojos pesados e hinchados, evita pasar sus manos por estos ya que sabría que empeoraría su situación.
No quería levantarse de la cama, los recuerdos de la noche anterior llegan a su mente otra vez y decide que aún es muy temprano como para deprimirse, bien ¿a quién quería engañar? sólo quería quedarse en cama durante todo lo que restaba del día.
Le pediría a su madre una cassata de helado y se pondría a ver películas, probablemente de terror porque si veía a una pareja con un final feliz su corazón se rompería.
Se incorpora de su cama con pesar y decide darse una ducha para por lo menos intentar sentirse mejor, frunce su ceño cuando siente pequeños golpes contra su techo, ¿será...?
Sus pies se arrastran por el suelo mientras camina hacia a su ventanal, abre la cortina hacía a un lado y ve como el piso de su balcón estaba húmedo debido a la lluvia.
Genial.
El cielo estaba igual de triste que él.
Sus ojos inevitablemente se dirigen hacía el balcón de al frente, tenía la pequeña esperanza de que lograría ver a Harry, este amaba la lluvia y siempre se asomaba a verla.
Louis no estaba seguro de cuantos minutos se quedó ahí esperando a que Harry apareciera, pero finalmente llega a la conclusión de que eso no sucedería.
Se aparta de su ventanal y da media vuelta para ir hacía el baño y finalmente poder ducharse, eso lo haría sentir muchísimo mejor.
Harry no se había asomado ya que estaba viendo la lluvia caer a través de la ventana de su baño, estaba tomando una ducha con agua caliente y veía como el vapor se escapaba por esa pequeña ventanilla.
Le gustaría estar afuera, estirado en el suelo y dejar que la lluvia caiga sobre el, empapándolo entero.
Suelta un suspiro y no duda en apagar el agua caliente para reemplazarla por el agua helada, el cambio de temperatura es brusco, pero no le importa.
Cierra sus ojos y pretende que estaba debajo de la lluvia, se imagina en un mundo diferente en dónde todo era perfecto, no existía su familia ni sus problemas, la única persona que permanecía ahí era Louis.
Louis siempre estaría en su mundo ideal, era lamentable que sólo tuviera que imaginarlo.
Decide que ya es momento de salir del agua, así que con cuidado sale de la ducha, se envuelve con dos toallas y camina hasta a su habitación.
Pasaría todo el día ahí.
Louis tenía planeado no ser interceptado por nadie durante ese día, pero al parecer sus deseos no fueron escuchados, su madre lo toma con suavidad del brazo cuando intenta pasar por al lado de ella.
—Buen día, ¿Harry sigue durmiendo?— la sola mención de su nombre lo lastima, ¿cómo le diría a a su madre que Harry se fué cerca de las 5:00 am porque lo había besado? Bueno, no se fué exáctamente por eso si no que... Simplemente todo se había tensado entre ellos.
Aparte su madre no tenía idea de sus sentimientos hacía el chico que consideraba su mejor amigo.
—Está en su casa, tuvo que volver, no me dió muchas explicaciones— Amelie se queda en silencio durante un momento y luego asiente con lentitud.
—Oh, está bien— murmura con suavidad y termina dándole una sonrisa tranquilizadora.
Louis de pronto siente la necesidad de contarle todo, su madre siempre daba buenos consejos y no siempre era lo que quería escuchar, pero estos desbordaban verdad por todos lados, en el fondo sabía que era lo mejor.
—Mamá... ¿Podemos hablar?— pregunta con suavidad y Amelie olvida todo lo que iba hacer, su hijo estaba primero.
—Claro, ¿quieres que prepare té primero o nos sentamos ahora?— Louis simplemente señala el sillón y su madre asiente.
Ambos caminan hacía el sillón de la sala y se sientan en silencio, Louis estaba buscando las palabras correctas, no sólo le contaría lo tensa que estaba su amistad con Harry, si no que también le haría saber sus gustos.
—Mamá, me gusta Harry— okay... eso no fué ir con cuidado por las rocas— en verdad no sólo me gusta, estoy enamorado de él— Amelie suelta el aire retenido y asiente con lentitud.
—Está bien amor, ¿cuál es el problema con eso?— Louis sonríe tristemente y baja la mirada.
—Nunca le dije mis sentimientos por miedo a perderlo y ayer en un acto de valentía lo besé, por eso se fué, dijo que ambos debíamos pensar las cosas— su madre toma una de sus manos para tranquilizarlo— ahora lo perderé.
—No pienses de esa forma, quizás todo resulte mejor de lo que esperas— Louis le da una sola mirada a Amelie y esta sonríe— tienes que intentar ser positivo.
—No le gusto, es obvio... Por eso me rechazó.
—¿Desde cuándo ese es el único motivo que tenemos para rechazar a alguién?
Louis frunce su ceño ante eso, ¿qué?
—¿Qué quieres decir?
—Que ese no es el único motivo que existe, pueden haber distintas razones.
—¿Cómo cuales?
—Quizás no es el momento indicado, a veces va en el temor de la otra persona, alguién te puede amar mucho, pero eso no significa que estarán juntos.
Louis lo medita durante un par de segundos, podía tener razón.
—No quiero ilusionarme así que prefiero quedarme con mi pensamiento— Amelie ríe con suavidad y luego revuelve el cabello de su hijo
—Está bien, pero lo último que te diré es que no soy ciega— sin más se levanta del sillón dejando a un confundido ojiazul.
¿Qué había querido decir con eso?
Sacude su cabeza para alejar todos los pensamientos que estaban rondando su mente, respira hondo y renueva su camino al baño.
¿Por qué le había dicho eso? Harry podría... No, era imposible, no se creería algo así.
Sólo esperaba no perder por completo a Harry, si eso llegara a suceder se sentiría culpable durante toda su vida.
Con ese pensamiento abre la llave del agua caliente y espera a que el agua se caliente, era un día perfecto para haberse quedado junto a él en la cama, con una taza de té entre sus manos, comiendo galletas y compartiendo una manta.
Probablemente habrían hecho maratón de películas de terror y luego jugarían a piedra, papel o tijera para elegir quién sería el que apagara la luz esa noche.
¿En cambio qué había tenido? una cama fría, lágrimas, pensamientos negativos y a Harry lejos de él.
Esperaba que todo se solucionara.
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Dandelions |Larry Stylinson|
FanficLouis y Harry eran amigos desde pequeños, los balcones de sus habitaciones estaban uno frente al otro y fueron muchísimos días y noches en donde las risas cómplices se volvieron infinitas. Ya en su adolescencia, Louis no se conformaba con sólo tene...