Capítulo 12.

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A Louis le había dolido despertar a Harry, pero quería o más bien necesitaba que se alimentara.

Ambos estaban sentados uno frente al otro y se mantenían en silencio mientras comían.

El ojiverde pestañaba un par de veces, aún seguía desorientado y su cuerpo se sentía pesado, sólo había dormido veinte minutos, pero se sintió como si tocara el paraíso con la punta de sus dedos.

Había dormido muy bien y desde hace mucho tiempo no descansaba así.

Harry alza la mirada cuando ve como Louis comienza a servir jugo en ambos vasos, sonríe de medio lado al sentirse tan cálido en el entorno del castaño.

¿Así se sentía tener un hogar?

—Mamá compró tu jugo favorito— el ojiverde muerde su labio inferior y agradece en voz baja— también avancé un montón con los apuntes, así que después de comer podemos dormir.

Louis no tomaba siestas durante el día, no le agradaba, pero haría lo posible para que Harry volviera a dormir y si eso significa dormir a la fuerza o por lo menos fingir, lo haría sin dudarlo.

—Gracias, la comida está deliciosa.

Louis asiente y se acomoda en su asiento, tenía pensado en mantenerse en silencio, pero la voz de Harry se hace presente otra vez.

—Aunque creo que me serviste más comida de lo habitual— el ojiazul se atraganta y comienza a toser, hace un gesto con una de sus manos intentando negar aquello mientras con la otra llevaba el vaso de jugo a sus labios.

—¡No, cómo crees!— niega con su cabeza y Harry ríe con suavidad, lo conocia tan bien y sabía que estaba mintiendo.

No le toma importancia y decide dejar el tema hasta ahí, de todas formas su estómago agradecia tal gesto.

No se demoran demasiado en terminar de comer, a penas lo hacen reposan durante unos minutos y luego recogen la mesa, lavan los trastes sucios y guardan la mayoría en su debido lugar.

Louis notaba como los ojos de Harry se cerraban de vez en cuando, así que con suaves empujones le indica que suba a su habitación.

—Harry ve a arriba, termino de guardar esto y subo— comenta mientras abre uno de los muebles, guarda los vasos ahí y luego mira a Harry.

Este refregaba uno de sus ojos y observaba directamente hacia el suelo, parecía un niño pequeño  y al ojiazul le invaden las ganas de abrazarlo.

—Vamos juntos— pide en voz baja, se podía notar el cansancio en su tono, así que Louis termina de guardar el último plato y toma una de las manos de Harry para llevárselo con él.

No pensó en eso antes de hacerlo, y cuando ya iba en la mitad de la escalera cae en cuenta de lo que había hecho, la casi imperceptible caricia de Harry en el dorso de su mano lo había traído de vuelta a la realidad.

Su corazón como siempre, comienza a latir con fuerza y ruega de forma silenciosa que sus manos no comenzaran a sudar en ese corto trayecto.

Harry se dedicaba a mirar sus manos, tenía una pequeña sonrisa en sus labios, una sonrisa que Louis jamás notaría porque no lo estaba viendo.

Cuando ambos llegan al segundo piso sueltan sus manos y sienten la pérdida de calor.

Louis abre las colchas de su cama y quita sus zapatos, se pondría su holgado pijama.

—Pongámonos ya nuestra ropa de dormir, no saldremos a ningún lado— a Harry le emociona la idea, así que sin dudarlo asiente.

Abre su mochila y saca su pijama de ahí, tensa sus labios al notar que no podía cambiarse frente a Louis, no se atrevía.

—Iré al baño— anuncia y el ojiazul asiente.

Louis se estira en su cómoda cama y se abriga con las colchas, ya no le parecía mala idea el hecho de tomar una siesta.

Se acomoda en su cama y cierra sus ojos, tararea con suavidad una melodía mientras esperaba al ojiverde.

Harry miraba su pecho descubierto frente al espejo, odiaba esa cicatriz, siempre tenía un color oscuro y a causa de eso resaltaba en su piel.

Sube la mirada hacia su rostro y nota lo apagado que estaban sus ojos, lleva una de sus manos a sus ojeras y suelta un suspiro de resignación.

Se voltea para mirar su espalda a través del espejo y tensa sus labios en una línea fina, y tal como suele suceder siempre, aparta la mirada.

No tenía intenciones de mirar su reflejo por más tiempo, así que pasa la camiseta por su cabeza y la acomoda, se asegura de que sus inseguridades no quedaran a la vista y suelta un suspiro, sale del baño con su uniforme doblado entre sus brazos.

En cualquier otra situación se sentiría nervioso por dormir al lado de Louis, pero en ese momento se sentía tan agotado que no le daba la opción ni el tiempo de pensar demás.

Deja su uniforme sobre su mochila y se recuesta en el lugar que le había dejado Louis, se acomoda en la cama y voltea su cuerpo para mirar al castaño.

Al verlo tan relajado y con los ojos cerrados, hace lo mismo.

Cierra sus ojos y no hace esfuerzo para quedarse dormido, simplemente lo hace.

Louis abre sus ojos y los mantiene entrecerrados, no duda en estirar su brazo para terminar de cubrir bien el cuerpo de Harry con sus frazadas.

Una vez satisfecho con el resultado se vuelve a acomodar.

—Descansa mi pequeño ángel— susurra se forma baja y cierra sus ojos.

Le es tan fácil quedarse dormido sabiendo que tenía a Harry a su lado y no se calienta la cabeza en pensar que probablemente despierten en una posición comprometedora.

Louis era bastante inquieto y cuando suele tener frío, abraza cualquier cosa que tenga cerca, pero esta vez no tenía sólo a sus almohadas, Harry estaba a su lado.

Y la verdad... Es que Louis siempre tiene frío.

Así que después de media hora ya se encontraba con uno de sus brazos envueltos alrededor de Harry, su cabeza estaba apoyada sobre su pecho y ambos chicos tenían sus labios entreabiertos por dónde se escapaban suaves suspiros.

Dandelions |Larry Stylinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora