Capítulo 30.

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Louis estaba afuera del lugar con una sonrisa en sus labios y su padre estaba a su lado mientras bebía un poco de gaseosa, las grandes puertas del lugar se abren de par en par y varias personas comienzan a salir del lugar.

Louis incluso se alza un poco en la punta de sus pies para poder mirar a Harry o a su madre.

Al no encontrarlos no duda en entrar, total ya el juicio había finalizado y quería saber que tal había salido.

El ojiazul ve a su madre a lo lejos y no duda en ir hacia a ella, Amelie al notar a su hijo entra en pánico, no quería ser ella la que le dijera lo que había sucedido.

—¿Cómo salió todo? ¿dónde está Harry?— Amelie no alcanza a decir nada cuando escucha la voz del ojiverde, su mirada recae en esa dirección y no duda en caminar hacia allá.

—Louis, espera— el ojiazul ignora los llamados de su madre y para en seco cuando ve a la madre del ojiverde frente a él, Harry se voltea y todos en ese momento parecieron quedarse sin palabras.

El castaño tenía la duda creciendo dentro de él, quería preguntar para confirmar sus sospechas, pero no era lo suficientemente valiente como para escuchar la respuestas.

—Dime que no es lo que creo— su voz sale tan débil y Harry no duda en ir hacia a él, necesitaba abrazarlo, estaba seguro que ambos necesitaban aquello.

Louis va a su encuentro y se funden en los brazos del otro.

Mierda, mierda, mierda.

¿Esto era en serio? cuando todo parecía resultar bien pasaba esto.

El ojiazul intenta verle el lado positivo, quizás mantenerse lejos de este lugar sería bueno para Harry.

Pero... No podía ser en serio.

—No quiero irme— murmura cerca de su mejilla el ojiverde, Louis muerde su labio inferior con fuerza, tenía que guardarse el llanto.

—Y yo no quiero que te vayas—confiesa y se aferra con fuerza al traje de Harry, importándole poco si este se arrugaba en el proceso.

—Tengo dos días más aquí, luego de eso debo irme con ella, orden del juez.

—Entonces los aprovecharemos al máximo, ¿esta bien?— Harry asiente y ambos se separan, Louis no piensa mirar a Elena, así que da media vuelta para abandonar el lugar, necesitaba aire.

Había entrado a ese lugar con una sonrisa en sus labios y ahora estaba caminando hacia la salida mientras intentaba no quebrar en llanto.

¿Qué había hecho para que sucedieran todas estas cosas?

¿Estos son los obstáculos que pone la vida?

Nicholas aun seguía afuera esperando y cuando ve a su hijo salir totalmente diferente a como había entrado, sabía que algo había sucedido.

—¿Qué ocurrió?

—Le dieron la custodia a Elena, la madre de Harry— ahora que lo había dicho en voz alta, cae en cuenta de que Harry se iría, que no lo vería durante meses.

¿Cómo le arrebatan a una de las personas más importantes en su vida? Harry era constante, joder, se veían todos los días. Estuvieron un mes viviendo juntos, no podían hacer eso, su corazón se rompería.

Lo corazones de ambos lo harían.

Nicholas había quedado totalmente en shock, él era la persona menos indicada para consolar a alguién más, nos sabía que hacer en ese tipo de casos.

Amelie sale del lugar con pasos apurados y lo primero que hace es abrazar a su hijo, le da una mirada fulminante a su esposo y este alza ambas manos, no podía culparlo, ella sabía que él no reaccionaba.

Harry sale del lugar y Elena iba de cerca detrás de él, el ojiverde se sentía demasiado abrumado.

Necesitaba tiempo para pensar.

—¿Louis?— el castaño lo mira por sobre el hombro de su madre y esta solo le asiente.

—Vayámonos— murmura y toma la mano del ojiverde, ambos se alejan del lugar con sus manos entrelazadas, no tenían tiempo que perder.

No sabían como había sucedido, pero luego de un par de horas, ambos ya habían olvidado por completo la mierda de día que habían tenido.

Habían comprado helado y Harry se rió de Louis por no saber comer, el helado en cono se derretía y se manchaba las manos, finalmente Harry fué a pedir un vasito de plástico para que el ojiazul lo utilizara, eso lo ayudó bastante.

Ambos caminaron por el parque con sus manos entrelazadas, observaban los árboles e intentaban adivinar que pájaro cantaba, eran un fracaso en todo aquello.

Louis hace un tiempo había descargado una aplicación y era bastante entretenida, servía para observar aves, pero eso no era lo suyo.

—No servimos para eso— Harry se sienta en el pasto debajo de la sombra de un árbol y el ojiazul se sienta a su lado.

—Concuerdo.

El ojiazul pone su mirada en la mano del ojiverde, suelta un suspiro y decide tomar esta con las suyas, juguetea con sus dedos y toquetea el anillo que le había regalado.

—No te quites el anillo—comenta de la nada y Harry voltea a verlo.

—De todas formas no lo iba a hacer— un pequeño puchero se forma en el labio inferior de Louis y se inclina para apoyar su cabeza en el hombro de Harry.

Lo iba a extrañar tanto, ¿y si convencía a su madre de que fuera a vivir por un tiempo hacia donde sea que vivía la madre de Harry?

Oh, ni siquiera había preguntado eso.

—¿Hacia dónde te mudarás?

—California, es lo único que sé.

Bien, definitivamente su madre jamás aceptaría la loca idea de irse a California.

—Uhm...— vuelve a soltar un suspiro y Harry decide que tenía que ser el positivo en ese momento.

—No te preocupes, hablaremos cada vez que podamos, podemos ver películas juntos, no es el fin del mundo, recién estamos comenzando y no quiero que lo nuestro termine— Louis sonríe un poco ante eso, amaba cuando Harry hablaba de esa forma.

—Sí... Tienes razón, de todas formas la distancia no es un problema, el problema en la comunicación y si tenemos comunicación la distancia no nos afectará.

—Exacto— el ojiverde toma una de las manos de Louis y la lleva a sus labios, deja un beso sobre el dorso de esta y luego le da suaves caricias.

Lo bueno es que ellos se conocían tan bien, y joder, su historia estaba recién comenzando, habían tanto esperado tanto tiempo para finalmente coincidir que no se rendirían tan fácilmente.

Lucharían juntos porque se amaban.

Dandelions |Larry Stylinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora