Un engaño

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El lunes llego más rápido de lo que ella hubiese deseado, no sabía que cara poner cuando lo viera, una parte de su ser deseaba que él se hubiera olvidado de todo pero otra, una pequeña rogaba que si lo recordará. Su tensión se había incrementado ya que el domingo por la tarde había recibido un mensaje de él que decía: "Señorita Hirai, lamento interrumpir su día de descanso pero le solicito que llegue mañana media hora antes de su horario de entrada para atender unos asuntos, gracias". 

Era un mensaje muy formal pero ¿de qué asuntos quería hablar? ¿contratos?, ¿su despido?, ¿su propuesta indecorosa?, no había dormido muy bien así que se levantó más temprano de lo normal, incluso se cambió varias veces de ropa hasta decidirse por un conjunto azul marino de falda que le llegaba arriba de las rodillas con una apertura trasera, una blusa blanca y zapatillas nude. Se dirigió a la oficina, en el trayecto seguía pensando en mil cosas, ahora era la asistente del jefe en el área de inversiones, a su mente vinieron los recuerdos de aquella primera vez que lo vio y como es que había terminado trabajando para él en ese puesto.

Misato había trabajado un par de años en el área administrativa, había ascendido varias veces de puesto y se hacía cargo como directora en una subdirección cuando el engaño sucedió. Llevaba casi dos años saliendo con Nori, un empleado que también había entrado al mismo tiempo que ella, sin embargo, él no parecía ser tan hábil pues solo había logrado ligeros ascensos, siempre le pedía ayuda a Misato para que su situación mejorara pero por mucho que ella quisiera todo dependía de él, a veces almorzaban juntos y otras ella comía con una chica que aunque no era su amiga la consideraba una colega de oficina y sabía de su relación con Nori. Por diferentes razones, Misato pidió un día para hacer unos trámites personales, asuntos bancarios y citas médicas. Aprovecho que había terminado a buena hora de ellos y quería sorprender a Nori cuando saliera de la oficina y quizás ir por un café. Espero afuera del edificio donde se encontraba la empresa, su lugar de trabajo era una compañía japonesa-americana que estaba dividida al 50%-50% de acciones en ambas partes, poco a poco los empleados comenzaban a salir, nadie la hubiera reconocido ya que ella que siempre vestía formal ese día llevaba unos jeans y una cazadora impermeable pues comenzaba a refrescar y el servicio meteorológico había pronosticado lluvia, los tenis le parecían comodísimos, ojala pudiera ir a la oficina con ellos todos los días, estaba con esos pensamientos cuando vio salir a Nori, iba a cruzarse la calle para alcanzarlo cuando lo vio salir al mismo tiempo que la chica que consideraba su colega, no noto nada raro hasta que ellos comenzaron a caminar juntos al lado contrario de la estación del metro, Misato no era un mujer celosa o desconfiada pero algo en esa cercanía le dio mala espina, así que desde el otro lado de la acera los comenzó a seguir, ellos pararon en una cafetería, la misma a la que a veces ellos solían ir después del trabajo, no quiso acercarse, desde ahí podía verlos, tomaron una mesa de uno de los ventanales, platicaban amenamente, ella se sintió como una acosadora, no debía desconfiar, era su novio, tenía que sacar esas tontas ideas de su cabeza, iba a cruzarse para reunirse en ellos, pero se detuvo cuando vio que él le tomaba la mano a la chica y se acercaba a murmurarle algo al oído, ella sonrió alegre y le dio un beso en los labios; fue demasiado fugaz pero fue lo suficiente para que el dolor en el pecho de Misato la paralizara, se hecho hacia atrás chocando con algunas personas, camino sin rumbo hasta que las calles parecía cada vez más vacías, la gente no quería empaparse con la lluvia de la tarde, al día siguiente Misato solicitó un cambio de puesto, algo nada sencillo teniendo en cuenta que ella era directora, nadie estaba desertando en otras áreas de un puesto así, tuvo que soportar un mes y medio así hasta que le dijeron que un nuevo jefe en el área de inversiones llegaría en una semana, así que solicitaba una asistente que conociera a fondo la empresa, ella encajaba con el perfil aunque eso significaba perder sus varios ascensos, ¿estaba dispuesta a sacrificar su trabajo por un engaño? La respuesta era sí.

Cita de viernesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora