Un don de convencimiento

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Decir que la presión se le bajo y un sudor le recorrió desde la frente hasta los pies es poco, debió palidecer muy de repente porque Nanami la miro sorprendido -¿se encuentra bien?- Misato intento responder pero tenía la boca pastosa y balbuceaba –agua, necesito beber...- Nanami llamo al mesero, en seguida Misato bebió un vaso de agua sin respirar, le refresco su seca garganta, intento aparentar normalidad –señorita Hirai, ¿se encuentra bien?

-Ah, sí, me ha dado un golpe de calor- se quitó el saco y comenzó a airearse jalando su blusa que sentía que se le pegaba al cuerpo, Nanami iba a decir algo pero un sonido de llamada los interrumpió, él se disculpó y se levantó de la mesa, ella aprovecho para hacer respiraciones profundas –lo recordó, me trajo aquí para hablar de eso- las ideas se le hacían bola en la cabeza, él estaba bromeando ¿verdad?, no, era de esos tipos que no hacían bromas con nada –muy bien Misato, relájate, eres una mujer adulta y debes hacerle frente a tus propios problemas, tu provocaste esto, ahora debes solucionarlo- estaba hablando para sí misma dándose valor cuando su jefe volvió –me disculpo por la intromisión, ahora como le decía...

-Sí, sí sé de qué está hablando- contesto Misato atropelladamente –y yo también me disculpo por decir esas cosas cuando no estaba completamente consciente, no estoy arrepentida pero no deseo que tenga una idea equivocada de mí, nunca antes le había dicho algo así a alguien- lo dijo tan veloz que el hombre intentaba asimilar todo el discurso, se sirvió calmadamente otro vaso de sake –me alegra que no se arrepienta de sus palabras, y por eso mismo, acepto su propuesta- Misato abrió los ojos como platos -¿no escucho todo lo que le dije?

-Nunca dijo que se retractaba de sus palabras- él bebió sin prisa su sake mientras que ella se preguntaba ¿qué carajos acaba de pasar?

-Déjeme ser más claro...- utilizo un tono que ella le había escuchado antes, el tono de convencimiento cuando hablaba con un nuevo cliente, también recordó que ese tono de voz funcionaba con todos, ella al menos quería ser una excepción –cuando me hablo de esa propuesta debo admitir que me tomo por sorpresa, yo estuve a punto de tomarla como una insensatez pero cuando después me dijo que alimentará a su pez, fue cuando me di cuenta que no estaba del todo inconsciente, así que sus palabras si eran reales, por su actitud de estos momentos debe reconocer que usted recuerda si quizás no todo al menos la mayoría de lo que me dijo esa noche, así que asumo que lo dijo sinceramente.

Todo esto lo decía tan calmadamente como si le estuviese explicando a un cliente la diferencia entre invertir en el extranjero o dentro del país, él continuo con el mismo tono -tampoco quiero que me malentienda o piense que voy a aprovecharme de la relación laboral que tenemos, aprecio mucho su trabajo y con lo que hizo esta semana me queda muy claro que su labor es una ayuda muy preciada para mí, si se niega a que llevemos a cabo esta relación extra oficial lo aceptare y seguiremos trabajando como hasta ahora, si su respuesta es sí, la relación laboral seguirá como hasta ahora, lo único que cambiará es que fuera de nuestro horario, una vez a la semana deberemos vernos y llevar a cabo nuestro asunto.

-¿Nuestro asunto?

-Si quiere que le llame relaciones...- Misato le interrumpió –no, shhh, shhh, bajé la voz, Taiki nos puede oír.

-¿Le preocupa que su amigo mal entienda nuestras intenciones?

-Un poco, no quiero que piense que...- no termino de decirlo, se había cruzado de brazos y sopesaba su nueva situación –no debería preocuparle, es usted una mujer adulta y soltera...ah, a menos que con su hijo usted...- ella volvió a callarlo –shhh, no, para nada, Toshio y yo siempre hemos sido amigos, además él se comprometió hace poco, no es eso, es solo qué... bueno, nosotros no seríamos exactamente unos novios, quiero decir, el término sería ¿amantes?

-Si usted decide ponerle ese término a la relación no me opongo, aunque sinceramente no me gustaría que hubiera un término para referirnos a esto- hubo un silencio muy tenso entre ambos, el mesero llego y les retiro las botellas, Nanami aprovecho para pedirle la cuenta.

-Además, señorita Misato, si usted está pensando en darle un nombre a esto ¿es una afirmación?- ella lo miro -¿puedo pensarlo?

-Por supuesto

-¿Cuándo debo responder?

-El jueves por la tarde como fecha límite, no volveremos a hablar de esto hasta ese día- ella estuvo de acuerdo, el chico llego y les entrego la cuenta, Misato iba a pagar su parte pero Nanami no se lo permitió –fui yo quien le preguntó si había comido, por favor permítame.

-Pero...

-No hay problema- se levantaron y Misato fue a la barra para despedirse de Taiki –hoy si te ves tranquila, incluso puedo decir que te ves seria, ¿te ha regañado el jefe?

-Ay, hubiera preferido eso, adiós viejo, dale mis saludos a Toshio- salieron de ahí y caminaron de vuelta a al edificio de la empresa en completo silencio, al llegar a la entrada Misato se despidió y agradeció la cena pero antes de irse él le pregunto -¿viaja en metro?

-Sí, son solo unos minutos hasta casa

-Puedo llevarla

-Será una molestia

-No lo será y me sentiría más tranquilo de llevarla, no bebió tanto como la vez pasada pero prefiero que no se exponga

-De acuerdo- volvieron a caminar en silencio hasta el estacionamiento de la empresa que se encontraba en el sótano del edificio, seguía haciendo calor y el ambiente se sentía pesado y húmedo, cuando llegaron frente al auto de Nanami, Misato soltó un ligera exclamación –así que los jefes de área se dan lujos como estos- era un hermoso automovil Audi deportivo negro, él le abrió la puerta y ella entro, olía a auto nuevo y piel, aunque también detecto unas notas del perfume de su jefe, Nanami se acomodó en el asiento del conductor, encajaba bien con ese perfil de hombre de negocios –pocas veces lo he usado, ya sabe que paso todo el día en la oficina- el auto hizo un ronroneo suave cuando lo prendió y salieron del estacionamiento, la radio se encendió y se escuchaban unas melodías dulces entre música clásica y jazz moderno.

-¿Debo darle la dirección de mi departamento?- pregunto ella viendo el GPS instalado en el tablero del carro –no será necesario, recuerdo perfectamente el camino- el trayecto a casa fue silencioso, al llegar a la torre de departamentos donde Misato vivía, Nanami se detuvo en la entrada.

-Señor Nanami, le agradezco sus atenciones del día de hoy- ella estaba esperando que él quitara el seguro para bajar, él se giró para verla –señorita Hirai le pido que piense bien su respuesta, después de su decisión no habrá vuelta atrás, sea cual sea, sin embargo, al aceptar me parece que ambos saldríamos beneficiados y creo que pondré el mayor de mis esfuerzos para que esta relación vaya por buenos términos- ella lo miro confundida -¿me está intentando convencer de que acepte?- él se acercó a ella desde su asiento, por un momento ella pensó que iba a besarla o quizás darle una muestra, él respondió con una voz grave muy cerca de su oído -¿le parece que yo haría algo para convencerla?- Misato escucho como la puerta del copiloto se abría, él volvió a su posición en el otro asiento mientas decía –disculpe, la puerta tiene un error de fábrica, tengo que abrirla manualmente, tenga una buena noche señorita Hirai- ella se quedó callada mientras descendía, cerró la puerta detrás de si y se quedó como una tonta parada frente a la torre de departamentos pensando en todo lo que había pasado ese día.

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Hola, me alegra poder actualizar cada semana, espero no se vuelva complicado el próximo mes.

Quisiera leer sus comentarios sobre la historia y ¿qué opinan de las imágenes que pongo al inicio? Intento que tengan una referencia al capítulo ¿les gustan?

Cita de viernesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora