Dos propuestas

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Misato abrió los ojos sorprendida -¿qué pasa? ¿te sientes mal?

-No

Pero ella ya se acercaba para tocarle la frente –no tienes fiebre, ¿tomaste el medicamento?

-Si

-¿Entonces? ¿Necesitas algo?

Ella no podía comprender con exactitud lo que le pedía y siendo honesta le había tomado con la guardia baja, tampoco es que quisiera hacerse ilusiones con las palabras que él decía, así que debía ser clara. Nanami bajo la mirada volviendo a tomar valor, así que se acercó a ella y le tomo el rostro –quiero que te quedes conmigo para tenerte cerca, dormir a tu lado y despertar juntos por la mañana, ¿puedes quedarte?

Misato alzo las cejas, entre confusión y sorpresa -¿te das cuenta de lo que me pides?

Hubo un silencio entre ambos, él iba a retirar su mano pero ella no se lo permitió, dio un paso y estuvieron más cerca –Nanami... no me molestaría quedarme contigo, lo haría con todo el gusto del mundo, pero, no es lo que pretendíamos cuando decidimos iniciar esto.

Los ojos de él parecían buscar mil respuestas, ella continuo –he visto dudas en ti y no creas que en mí no han surgido también, de alguna manera tenemos un pensamiento similar, yo también me he preguntado cómo va a acabar esto, y creía que había una respuesta ya clara pero con lo que paso ayer y cuando me preguntaste que si podías besarme yo...

Ella no termino de decir nada, él que no había retirado su mano de la piel de ella asintió –te entiendo, nos estamos confundiendo, tanto tú como yo estamos involucrando sentimientos.

-Así es.

-¿Eso te molesta?

Ella negó con la cabeza –no, en realidad si estoy segura de lo que siento pero no estoy quizás es un paso en falso estar dispuesta a involucrarme en donde los sentimientos no son recíprocos.

Nanami abrió los ojos, sorprendido de la sinceridad de la chica, -disfruto mucho estar a tu lado y fue así como acepté esto, así que te propongo dos alternativas, que pese a lo que dije antes la primera te sonará contradictoria; yo estoy dispuesta a seguir con esta relación sin involucrar más mis sentimientos, pero si te interesa mi segunda propuesta y tú quieres dar un siguiente paso también estoy lista para darlo.

Nuevamente el hombre se había quedado sin palabras –siempre que estés seguro de hacerlo, no quiero algo a medias.

Nanami titubeo, ella le sonrió desilusionada, esta vez fue ella quien le toco el rostro –ya veo, debes pensarlo- se acercó a él para darle un beso en la mejilla –es tarde, te veré el lunes.

La miro salir por la puerta sabiendo que las dudas lo seguirían atormentando hasta no tomar su decisión.


Cuando volvieron a verse el lunes por la mañana, las tensiones que creían haber dejado atrás se hicieron presentes una vez más. Con absoluta formalidad hicieron su jornada laboral, el papeleo y entregas se acumularon al igual que los días, ninguno de los dos toco el tema que flotaba entre ellos cada vez que se encontraban a solas.

Para la noche del jueves, mientras Misato se preparaba para salir, Nanami la intercepto -¿tiene un momento?

Ella entro en la oficina de él, la tarde sobre la ciudad caía y dentro de la oficina la luz cálida y naranja del atardecer inundaba el espacio, él le indico que se sentara en uno de los sillones. Fue directo al hablar -¿seguirás trabajando a mi lado?

Ella no sabía exactamente porque la había mandado a llamar pero al escuchar la pregunta supo que no era algo sobre aquello que pensaba y que cada día la mantenía en vilo e insomnio -¿me lo peguntas como asistente o por el puesto de sub jefa?

Cita de viernesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora