¿Qué deseas?

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Aunque a Nanami le tomó por sorpresa el efusivo beso de Misato, se dejó guiar por ella. A veces, las acciones de ella eran espontaneas y él realmente no sabía bien como tomarse todo eso, pero comenzaba a conocerla y entenderla.

Él que era un hombre meticuloso, organizado y pensaba antes de actuar pocas veces se daba esas libertades de hacer cosas sin pensar en las consecuencias, pero con ella todo le gustaba, desde el momento en que le propuso dormir juntos aquella noche de hacía ya varios meses en aquel mismo departamento sabía que podría estar subiendo a una montaña rusa y aquella idea le había parecido absurda pero un impulso le dijo que lo hiciera, que por una vez dejará de preocuparse y lo hiciera. No estaba arrepentido.

Su cabeza volvió a ese momento, rodeo con sus brazos el cuerpo de la chica y lo subió a sus piernas, entre risas ella pregunto qué hacía, pero él no dejo de besarla. Ella desprendía un dulce aroma limpio, a frutas y levemente aun podía encontrar rastros del aire salino del mar. Se separaron un poco para tomar aire, los ojos de ella brillaban, él sonrió al ver su reflejo en ellos, paso suavemente su dedo pulgar por los labios de ella que comenzaban a enrojecerse –me encanta tu sabor.

Ella con el rubor aun en el rostro, negó con la cabeza –acabo de comer pescado ¿cómo puedes decir eso?

La carcajada que él soltó vino directamente de su estómago, ella se aferró al cuello de él para no caerse, verlo así de feliz la hacía sonreír también –bueno, no tenía tan mal sabor lo que hice entonces.

Estuvieron bromeando un rato más hasta darse cuenta de la hora, él decidió retirarse, ella lo acompaño a la puerta –gracias por lo que me trajiste, me ha gustado.

-Podré hacerlo de nuevo si lo deseas.

-Si, por favor.

Él se acercó lentamente hacía ella y tomo con suavidad su barbilla –descansa, nos veremos mañana- acerco sus labios y la beso hasta dejarla sin aliento, cuando se separaron y él iba a cruzar el umbral de la puerta, ella lo tomo con fuerza del brazo –¿no pensarás en irte así después de ese beso, verdad?

-¿Qué no has tenido suficiente de mi por hoy?

Ella se mordió los labios y negó con la cabeza, él no pudo dar un paso más afuera y se acercó hasta ella para tomarla de los muslos y cargarla. Llego hasta uno de los sillones de la sala y el beso se extendió por todo el cuerpo de la chica. Nanami le quito la sudadera, donde debajo se encontró con sus pechos que tomo entre sus manos y beso entre mordiscos y pequeñas succiones, ella dejo que él se saciará con su piel aunque también deseaba tenerlo entre sus piernas.

Nanami alzo la vista y se encontró con los ojos brillantes de la chica -¿qué deseas?

Ella se llevó una mano a la boca para sofocar una risilla –ah, ¿en serio me lo preguntas mientras me miras así?-, él llevo su rostro hasta el de ella -¿quieres que te lo pregunte sin mirarte?- antes de que ella respondiera, él retiro el cabello de la oreja de la chica y con voz grave volvió a preguntarle -¿qué deseas?

Sintió como se tensaba debajo de su cuerpo, sabía que ella no se resistía a la gravedad de su voz así que lo hacía solo para provocarla, -solo te deseo a ti, tus besos, tu piel...- ella le había tomado la mano y la había bajado hasta su vientre, él le sonrió –entiendo- lentamente metió su mano por debajo del pantalón y encontró aquella suavidad que bajo su tacto se humedecía, ella se acercó hasta sus labios y exigió un beso que él respondió.

No solo los labios entre ambos se humedecían y enrojecían, también los dedos de él que entraban y salían del interior de ella estaban húmedos. Cuando la ropa inferior de la chica le comenzaba a estorbar la retiro, miro el rostro de ella, rojo y ansioso mientras que él bajaba hasta el interior de sus muslos que beso con prisa y lamio a placer mientras ella le seguía mirando, esperando, él le sonrió de manera que le acelero el corazón a la chica, esa mirada feroz que le hacía quedarse hipnotizada como un conejito indefenso frente a su depredador. Nanami le sostuvo un momento más la mirada y después la bajo hasta aquello que demandaba su presencia, con calma beso aquellos dulces pliegues que ocultaban un punto de quiebre en ambos. Con sus manos la sostuvo de la cadera para marcar su propio ritmo, ella se deshacía bajo la caricias que su boca le hacía mientras gemía sin poderse contener, ¿era posible tanto placer provocado por ese hombre?

Su mente quedaba en blanco cuando él hacía eso y podía sentir como cada parte de su cuerpo se contraía, los dedos de sus pies se apretaban mientras él seguía entre sus piernas y lo escuchaba igualmente gemir y suspirar mientras la seguía probando. Los pensamientos de Nanami no eran diferentes a los de ella, parecía un adicto pidiendo más mientras el sabor de ella se extendía desde su lengua hasta el interior de su boca, mientras sus manos parecían hundirse en la piel suave de su cuerpo, apretándola para no dejarla ir y moviéndola para tenerla lo más cerca de él.

Cuando la chica gimió al llegar al punto de no retorno, Nanami sabía que no podía parar ahí, la levanto para sentarla sobre sus piernas, su miembro que palpitaba dentro de su pantalón se irguió cuando él se desprendió de su ropa, la penetró con suavidad, ella seguía húmeda y temblaba pero pudo acoplarse al ritmo que él le pedía mientras se aferraba a sus hombros que aún estaban cubiertos por el suéter.

Se llenó con el aroma de aquel hombre mientras él la bajaba y subía sintiendo como crecía dentro de ella. Podía sentir como la llenaba por completo pero ella siempre quería más de él, así que abrió un poco más las piernas para sentirlo más profundo, él lo noto y gimió mientras la tomaba del rostro -¿qué pretendes?- esta vez fue ella quien lo miro como una presa y por respuesta lo mordió los labios, lo que pareció desconcertarlo, aprovechando eso, ella cambio el ritmo por uno circular, Nanami esta vez tembló ante el cambio de movimiento, dejándose llevar echo la cabeza hacía atrás dejando expuesto su cuello, ella no se resistió a morder aquella piel blanca y suave, intento no dejar marcas pero el crimen estaba hecho, él quiso retomar la iniciativa pero fue imposible, ella lo controlo desde ese momento hasta el final. Cuando él estaba por terminar sabiendo que no podría aguantar más le dijo como advertencia –te has vuelto incontrolable, la próxima vez voy a amarrarte.


Misato intentaba ocultar su sonrisa mientras rememoraba la noche anterior en su departamento y aquella última advertencia que Nanami le había dicho sobre amarrarla, ella lo reto a que lo hiciera, así que no podía esperar a la siguiente vez que tuvieran que estar juntos.

La oficina estaba en silencio, entonces él aun no llegaba, preparo todo cuando un mensaje le llego al celular. El nombre le sorprendió pero después sonrió y le respondió a Satoru.

Preguntaba si estaba libre esa noche, no había concretado nada con Nanami así que respondió que sí, estaban poniéndose de acuerdo con la hora cuando en ese momento entro su jefe, Misato con una sonrisa iba a darle los buenos días pero el semblante en el rostro del hombre la hizo ponerse seria.

-Buen día señor Nanami.

El rubio la miraba con seriedad y el ceño fruncido ¿qué le había molestado tan temprano? Era lunes, a cualquiera le molestaban los lunes pero quizás algo más le había pasado, él sin decir palabra aflojo un poco su corbata y señalo un punto rojizo en su cuello -¿me puedes explicar qué es esto?

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Muchas gracias por sus comentarios y estrellas, espero que sigan disfrutando esta historia.

Este fin de semana podré ir a ver la película de Jujutsu y me emociona bastante, así que si la vieron o están por verla y hay comentarios me encantaría leerlos.

También he pensando que si tienen alguna pregunta sobre la historia podré responderlas, igualmente me gustaría hacer unos comentarios respecto a ella.

¡Nos leemos la siguiente vez!


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