Un lugar seguro

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Misato trago saliva, de repente, el calor en su cuerpo había aumentado, intento mantenerse serena pero era imposible cuando Nanami le hablaba de esa forma -¿es necesario que lo hablemos ahora?- con esfuerzo logro hilar sus palabras y como respuesta recibió un gesto de aprobación –uhmmm... sí- dijo con voz grave su jefe, las piernas de la chica parecieron volverse de gelatina, agarro con más fuerza la chapa de la puerta para sostenerse, las manos de Nanami habían cambiado de posición, una había ido a parar a su cuello y la otra a su vientre y con un ligero jalón la atrajo hacía él, ella no opuso ninguna resistencia a lo que él pretendía hacer, aún de espaldas a él no pudo ver la excitación en los ojos del rubio pero el calor de su pecho le traspasaba incluso a través de la ropa.

Él levantó despacio el cabello de la chica para dejar expuesta su nuca y lentamente acerco sus labios, ella sintió un escalofrió al sentir como la humedad de los labios de él le tocaban un punto sensible, la lleno de pequeños besos hasta llegar a su mandíbula, su brazo la había aprisionado con fuerza, así que estaban completamente pegados uno a otro, -¿entonces qué tienes que decir?

Ella se había quedado en blanco, claro que le había dicho que tenía sentimientos por él pero en realidad lo dijo sin pensar, no sabía que él quisiera retomar ese tema y menos de esta forma, aun así se armó de valor y le respondió casi en un susurro –siento algo por ti, no de una manera sexual o física..., bueno, no es que no me atraigas de esas formas, pero hay un sentimiento de cariño surgiendo de mí y sé que tener esto por ti sería romper la regla con lo cual iniciamos esto.

El silencio se hizo entre ambos, él le había soltado el cabello y ahora la abrazaba con ambos brazos, lentamente coloco su cabeza sobre el hombro de ella, Misato apretó los labios tratando de contener hasta el aire, mientras que él pensaba en lo que había escuchado, después de un momento que a ella le había parecido una eternidad, él le dijo –es cierto, estas rompiendo una regla, creo que la principal, y pensándolo así no debimos dejarlo avanzar hasta este punto.

Misato sintió como el alma le abandonaba el cuerpo, era cierto, que ella confesara lo que sentía no significaba que él pudiera responderle a lo mismo, pero no quería escuchar una respuesta que le doliera, no se sentía lista para terminar con esto, no después de reconocer abiertamente lo que sentía por él.

-Entonces, ¿qué haremos?- dijo ella con temor en su voz, él seguía en su misma posición –que dilema..., quiero seguir teniendo tu cuerpo en mi cama más tiempo pero no puedo hacerlo si tu sientes algo más por mí, aunque ya me habías dado esta opción para mí no se siente honesto seguir con esta relación sabiendo eso.

Misato apretó los puños, por un momento se sintió impotente, pero ¿por qué? Sabía que esto podría pasar, pero ocultarlo era una tortura, cada noche se dormía con la esperanza de llegar a tener algo más con Nanami aun sabiendo que eso quizás nunca pasaría y ahora que él había sido tan directo para preguntárselo todo estaba acabando, apretó los dientes, mientras sentía que el corazón se le comenzaba a comprimir, quería echar a correr pero los brazos de él seguían aprisionándola por la cintura y él tenía su rostro pegado al de ella, una verdadera tortura.

Nanami abrazo con más fuerza el cuerpo de la chica y con voz cálida le dijo al oído –es por eso que debo pedirte que nuestra relación se vuelva más formal.

-¡¿Qué?!- ella no podía creer lo que acaba de escuchar -¿qué dijiste?

-Misato, quiero que hagamos esto más formal, yo también he roto nuestra regla, pero antes no me había atrevido a reconocerlo. Ahora, cuando te miro, siento un extraño calor en mi pecho, me preocupa lo que pueda ocurrirte y no puedo dejar de pensar en ti a cada hora del día, no solo quiero tener tu cuerpo junto al mío, quiero saber cómo va tu día, que piensas, que sientes, que te hace feliz, así que déjame pasar más tiempo a tu lado... por favor.

El abrazo de Nanami se aflojó, ella se giró lentamente para verlo, en los ojos de él veía sinceridad, -¿de verdad sientes eso por mí?- dijo ella temblando, él le sonrió –sí, ¿Por qué lo dudas?

-Porque todas tus señales eran confusas y creí que no querías estar más conmigo.

-Lo sé, he sido un dolor de cabeza, pero con lo que paso el viernes me di cuenta de muchas cosas, seguir negando lo que uno siente no está bien, he sido indeciso con respecto a mis sentimientos por ti y, mis experiencias previas no han sido buenas en realidad. Pero no tiene casi que sigamos ocultando aquello que sentimos uno por el otro.

Misato seguía sorprendida por todo lo que escuchaba, él por fin estaba abriéndose, ¿era este el verdadero hombre oculto detrás de la máscara de seriedad y frialdad que le mostraba a todo el mundo?

Y ahora ella podía ver a quien realmente se ocultaba detrás de eso, y se preguntó ¿Quién pudo haberle ocasionado tanto dolor para llegar hasta ese punto?

La mirada de él seguía fija en ella –entonces, ¿qué decides?

Misato no lo pensó más y lo abrazo con fuerza, él la cubrió con sus brazos –sí, sí quiero pasar más tiempo a tu lado, déjame conocerte mejor Nanami, yo también quiero saber que te hace feliz.

Él esbozo una sonrisa mientras pasaba suavemente su mano por el cabello de ella que con esfuerzo intento no llorar de felicidad, cerró los ojos y sonrió pues después de un largo tiempo se sentía nuevamente a salvo, en los brazos de aquel hombre que la hacía feliz en tantos aspectos, después de un largo tiempo había encontrado su lugar seguro en el mundo.

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Muchas gracias por su comentarios y estrellas.

Leyendo lo mucho que están disfrutando esta historia me anima a seguir escribiéndola, de verdad agradezco que la sigan y sean tan pacientes con ella.

Un pequeño capítulo, vendrán mas cosas. Nos leemos hasta la siguiente vez.

Cita de viernesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora