Viejo amigo

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*Este capítulo contiene spoilers del manga.


Escuchar el nombre de su amigo en los labios de ella fue como sentir un balde de agua fría sobre su cuerpo, sintió la boca reseca y el estómago se le comprimió, las últimas imágenes de su amigo con vida vinieron a su cabeza una tras otra. Bebió agua mientras intentaba recomponerse.

Misato en ningún momento le había quitado la mirada de encima, para ella el nombre no tenía ningún sentido, pero fue como abrir una caja de pandora al decirlo.

En su último encuentro, al despedirse, Gojo se había acercado a ella en un intento de decirle como en secreto –pregúntale a Nanami sobre su amigo, Yu Haibara, ese es su punto de quiebre.

Después se había ido dejándola confundida, no pensó que tendría que pronunciar ese nombre tan pronto y tampoco sabía que tal como lo dijo Satoru ese nombre era algo importante en la vida de Nanami, solo ver el cambio en su rostro era sinónimo de cuanto peso tenía en él.

-¿Por qué como si nada dices su nombre? ¿Fue Gojo? ¿Él te dijo que me preguntarás?

-Solo dijo su nombre, no menciono nada más, pero al verte tomar esta actitud sé que es importante para ti.

-Esto no está bien Misato, no debiste hacerlo, has cruzado un límite. Por esto mismo tampoco quería que te involucrarás en nada que tenga que ver con mi vida privada.

El cambio en su voz le hizo sentir un escalofrió, había tanta frialdad en su mirada, jamás la había visto así ¿era ese "enojo" del que Gojo le había hablado? Pero, lejos de sentirse intimidada por el cambio en la actitud de él, tomo valor de la situación y continuo -¿y cómo voy a saber que es un límite si no los conozco? ¿Qué es aquello que ocultas sobre él? ¿Hay algo tan oscuro en tu pasado para que no me dejes conocerlo? ¿Quién eras hace algunos años?

Contrariado y sin saber que hacer se levantó de la mesa, saco unos billetes y los puso tranquilamente sobre la mesa, ella iba a levantarse pero él le dijo en voz baja –no te levantes, y no me sigas, estoy muy molesto en estos momentos, deseo no verte el resto del día, toma un momento y vuelve a la oficina, yo me iré.

Ella aun así se levantó y antes de que él se fuera le tomo del brazo, ninguno de los dos quería hacer una escena, así que le dijo en susurro al oído –vas a huir hoy pero después tendrás que afrontar el mirarme y saber que me estas ocultando algo que quiero conocer, te doy mi palabra que aquello que tenga relación con ese nombre voy a saberlo y a aceptarlo de la mejor forma.

Él sonrió de manera cansada –no hay ninguna forma de afrontar eso, te lo aseguro, ahora suéltame, quiero irme.

Ella aflojo su agarre y se sentó, lo miro a través de la ventana irse, sin mirar hacia atrás.


No me había dado cuenta de que me temblaban las manos, tome apresuradamente un vaso de agua, deje pasar tiempo como me lo dijo y después de unos diez minutos pedí la cuenta. Camine hasta la oficina volviendo a repetir la escena en mi cabeza una y otra vez. Pero al recordar la mirada azul de sus ojos me estremecía, jamás se la había visto, era como ver dos témpanos de hielo, sin emoción en ellos como si estuviesen muertos. Respiré hondo cuando entré a la oficina, toque a su puerta y sin recibir respuesta la abrí, era verdad, se había marchado, su saco y maletín no estaban. Cerré de nuevo, intente concentrarme en mi trabajo pero no podía, casi al final de la jornada me debatí entre mandarle un mensaje a él o a Gojo, al final fue a ambos.

El mensaje para Gojo decía: le he preguntado por su amigo, no quiso decirme nada, tuvimos una discusión, no me lo dirá. ¿Puedes decírmelo tú?

Cita de viernesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora