Nuestro asunto

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Entré a casa asimilando todo lo de esa tarde, como una autómata me quité los zapatos y le di de comer a Koi, abrí el refrigerador, había un par de latas de cerveza, bebí una sin prisa, repasando cada palabra que Nanami me había dicho y la frase que más resonaba en la mente era "desde ese día no puedo sacar esa idea de mi cabeza" 

¿O sea que toda esa semana había fingido haber olvidado nuestra plática del viernes pasado?, la cabeza me daba vueltas, por un lado quería dejar esa asunto olvidado y concentrarme en superar mi fallida relación con Nori, mi ex, pero por otro lado, mantener una relación puramente sexual con mi jefe se me antojaba un sueño, quiero decir, ese hombre era como un dios griego y no me sentía exagerada en mi idea, para empezar era un hombre alto, más alto que el promedio, tenía un cuerpo bien formado con una espalda ancha y cintura estrecha, sus brazos por hasta donde la camisa me dejaba verle los trabajaba constantemente, de espaldas podía notar un trasero bien formado y su andar seguro e imponente hacía que más de uno se hiciera a un lado cuando el pasaba por los pasillos, cuando entraba a algún cuarto la gente se levantaba instintivamente de sus asientos y giraba su vista para verlo, imponía únicamente con su presencia, pero lo que más me enloquecía era su voz, cuando hablaba todos ponían atención, tenía una voz sumamente grave y cuando se molestaba solía hacerla mucho más, cosa que hacía que le gente se sintiera incomoda como si estuviesen siendo regañados, sin embargo a mí me provocaba un efecto contrario, cuando la bajaba casi a murmullo lo que era una señal de concentración mi corazón latía rápido y sentía que debía tenerla justo en mi oído para asegurarme que estaba escuchándole correctamente, estaba en esos pensamientos casi impuros cuando recibí un mensaje, era de mi hermano "Misato, no olvides que mañana prometiste visitar a mi madre" maldije, era obvio que lo había olvidado. Me incorporé para preparar mis cosas, a la medianoche ya estaba en cama volviendo a repasar por enésima vez mi plática de esa tarde con mi jefe.

El fin de semana corrió veloz, hasta la visita a mi madre se me hizo corta, aunque mi actitud de piloto automático ayudo bastante, pese a sus regaños y comentarios de siempre que ya me sabía de memoria "busca una pareja", "intenta casarte pronto" nada parecía arruinar mis ensoñaciones, pensaba en todo lo que pasaría si daba un como respuesta y también imaginaba lo que pasaría con un no.

El lunes por la mañana ya estaba en la oficina, Nanami aún no llegaba, me dediqué a atender unos correos, él no apareció hasta mediodía –buenas tardes señorita Hirai- saludo al entrar, me levante y le salude, lo seguí hasta su oficina mientras le entregaba papeles y las llamadas de la mañana –sí, las veré en un momento, por favor programe un lugar en un vuelo para esta tarde- me sorprendí al escucharlo.

-¿Saldrá de viaje?

-Sí, debo ir a Estados Unidos, fue algo esporádico, estaré fuera un par de días- asentí, mientras tomaba algunos datos de su hospedaje, cuando tuve todo listo era casi la hora de la comida, él salió mientras yo lo acompañaba hasta el elevador –le mande al correo el pase de abordar, y los datos del hotel, la empresa lo recogerá en el aeropuerto a su llegada, además, deje el pase de regreso abierto pues no me indico cuando vuelve- mientras esperábamos el ascensor él asentía y firmaba unos documentos.

-Cualquier asunto por favor marqué a mi número sin importar la hora, dejo todo en sus manos hasta mi regreso.

-Sí señor Nanami- el ascensor llegó, estaba vació, me regreso los papeles que había firmado, hice una reverencia –tenga un buen vuelo, señor- él entro pero antes de que las puertas se cerraran me miro -señorita Hirai, sin importar cuando sea el día que regrese, la respuesta de mi pregunta del viernes debe ser contestada el jueves en horario de Japón, así que no lo olvide- las puertas se cerraron.

Al final el jueves llegó, Misato todo el día había estado nerviosa, no había dormido bien en toda la semana, aunque agradecía no haber tenido a su jefe esos días en el mismo espacio que ella, eso la hubiera tensado más, sentía el cuerpo pesado y todo el tiempo movía los pies debido al nerviosismo, además de que sentía que había bajado un par de kilos por esa misma tensión, los correos entre ellos habían sido meramente laborales, él había mantenido su palabra pero el plazo llegaba a su límite así que era ahora cuando debía responder.

Casi iban a dar las seis de la tarde, tomo su celular y marco el número de su jefe, según sus cálculos de diferencia horaria, allá apenas debía estar amaneciendo, el teléfono sonó un par de veces hasta que escucho la voz adormilada de Nanami -¿diga?

-Disculpe, ¿le he despertado?

-No, mi alarma iba a sonar en solo unos minutos, ¿pasa algo?- Misato tardo un momento en responder.

-Es sobre nuestro asunto...- el silencio se hizo, escucho ruido al otro lado de la línea no supo decir si era interferencia o que él se había incorporado, por un momento se lo imagino saliendo de la cama con solo unos bóxers como prenda, el rubor le cubrió las mejillas –sí, la escucho.

-Verá señor Nanami, ha sido difícil tomar esta decisión pero lo he pensado desde todas las vertientes posibles- comenzó a morderse el pulgar hasta casi hacerlo sangrar -¿y su decisión es...?- pregunto él con una voz rasposa, ella noto una pizca de curiosidad en esa pregunta –es sí, mi respuesta es que sí quiero que llevemos a cabo esta relación...- lo dijo de golpe y rápido, otro silencio en la línea que le pareció interminable, seguía moviendo los pies sin control debajo del escritorio, al final él habló –está bien, me alegra que respondiera en el plazo que le indique- ella no atino a decir nada más, así que solo quería cortar la comunicación –bueno, creo que es todo, yo debo ir a casa y usted apenas comienza con su jornada laboral- volvieron a quedar en silencio -¿señor Nanami?

-Misato...- era la primera vez que decía su nombre y escucharlo en su voz la sorprendió, fue como una melodía conocida pero esta vez bajo otras notas que le sonaron a gloria –llegaré mañana a Japón así que podríamos agendar nuestra primera cita para la noche, por favor, prepárate- la comunicación se cortó.

Cita de viernesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora