Misato vio la ropa que Gojo le había proporcionado, a su parecer era más como un uniforme que ropa común, de hecho, el hombre también llevaba uniforme. A ella le había dado una falda azul oscuro que llegaba justo arriba de las rodillas y una chaqueta que se abotonaba hasta el cuello, pero la dejo sin cerrar porque le daba calor. Cuando salió del baño, el hombre la esperaba recargado en una pared, la miro de arriba a abajo, Misato se sintió incómoda pero no por el gesto del hombre sino por sus palabras –ahora luces tan joven que podrías pasar por mi alumna.
-Eso no sonó nada bien, ¿seguro que eres profesor?
Satoru hizo una expresión de desconcierto -¿eh? No soy un pervertido si eso piensas.
-¿Por qué me diste un uniforme entonces? Hace años que no lo uso.
-Pon tu ropa en este cesto, te la devolveré después- Misato volvió a hacer un gesto de "sí, eres un pervertido"
-No me la voy a quedar, la llevaré a lavar.
Se la entrego, después ambos caminaron, la noche había caído y el ruido de las cigarras inundaba el silencioso lugar -¿es este el colegio en el cual eres profesor?
-Así es.
-¿Vives aquí?
-Podría decirse que sí, paso la mayor parte de mi tiempo y días aquí, tengo mis habitaciones, al igual que mis alumnos.
-Entonces es una especie de internado.
-Haces muchas preguntas para estar en shock.
Salieron de lo que parecían ser unos cuartos y caminaron por un patio amplio, la luz de la luna le permitió tener una visión de aquel lugar, era grande y a su alrededor había arboles altos y frondosos, en otoño seguramente la vista era diez veces mejor, lo que más le impresionaba era que el ajetreo de la ciudad quedaba muy lejos, parecía que estaban en el campo, Misato volvió a hablar -¿cuándo vas a responder sobre Nanami? Desde que llegué nadie me dice nada, quiero saber si está bien, si él...- trago saliva con dificultad, el hombre se detuvo a su lado –no pienses lo peor, Nanami estará bien, dentro de unas horas nos dirán algo, solo quédate tranquila, vamos, te llevaré a un cuarto.
-¿Un cuarto? ¿Crees que voy a dormir aquí?
-Bueno, es casi medianoche ¿quieres irte? Puedo pedir que alguien te llevé.
Misato saco su teléfono para mirar la hora, era verdad ya era otro día ¿en qué momento había pasado tan rápido el tiempo?
-Está bien, creo que sí puedo quedarme aquí, además, si voy a saber sobre el estado de Nanami no hay problema.
El hombre de cabello blanco entorno los ojos, ella no lo vio, iba sumida en sus pensamientos pero él podía ver algo más allá de la preocupación que ella sentía.
Misato no podía dormir, eran casi las tres de la mañana, y aunque el cuarto que le habían proporcionado era cómodo, no se sentía bien para descansar, seguía nerviosa sin conocer el estado de Nanami. Se incorporó de la cama y se asomó al ventanal, los hojas del jardín que estaba frente a ella se movían suavemente con el viento, abrió un poco la ventana para respirar el aire de la noche, todo parecía en paz, miro nuevamente la pantalla de su teléfono pero esta vez fue directo a sus fotos, aunque tenía imágenes tan variadas entre nubes en cielos azules, anuncios neón, la comida que le servía Taiki y fotos de su pez dorado, había una que valoraba mucho, era la única foto que le había tomado a Nanami justamente el día de su cumpleaños, ella le había pedido una, él se negó al principio, pero unos tragos después acepto, aunque le hubiera encantado verlo sonreír en realidad él opto por una pose tan seria como si estuviesen en una junta de suma importancia, con las manos entrelazadas a la altura de su boca, sin embargo, lo que más le gustaba de ella era la mirada de él, fija directamente a la cámara, era la mirada que a ella le deshacía, aquella que iba entre mirar hasta el fondo de su alma y la de ¿qué estás pensando justo ahora? dímelo o voy a enloquecer.
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Cita de viernes
FanfictionMisato ha pasado por una ruptura sentimental y quiere darle un giro a su vida pero cuando el alcohol le hace una mala jugada no se imagina que terminará por poner su mundo a los pies de su atractivo jefe, un hombre serio y con actitud irreprochable...