Enfado

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Salí de ahí, me sentía mareada, Nanami estaba cerca -¿todo bien?

Mi mirada le dio la respuesta, comencé a caminar deprisa, quería irme de ahí.

Me tomo del brazo –Misato- lo miré, mucha gente nos miró, se recompuso –señorita Hirai, si se siente mal...

Me detuve para mirarlo -¿por qué no me hablaste de ella?

Sorprendido abrió los ojos -¿la encontraste?, espera, no es el lugar para hablar de esto.

Lo ignore, pero me sentía enfadada -¿era esto lo que tenías que decirme pero en ningún momento lo dijiste?

Nos hicimos a un lado intentando que nadie más escuchará -no sabía cómo decirlo.

-No sé, quizás solo diciendo "es probable que conozcas a mi ex que sabía todo sobre mi vida pasada", ¿te es tan difícil hablar las cosas?

Su silencio me dio la respuesta –Nanami, no puedes seguir ocultando cosas, hay que gente que te estima y sin importar que digas encontrarán la manera de entenderte y apoyarte, yo quiero ser una de esas personas pero si no me dejas acercarme...

-¿Qué? ¿Vas a huir cómo lo hizo ella? ¿Cómo todos lo hacen?

-No, no era eso lo que iba a decir.

-¿Sabes qué? Tengo mil cosas más en la cabeza, debo hablar con otras personas, solo déjame solo.

Quise tomarle la mano pero me hizo a un lado y se alejó, no podía creer que estuviésemos discutiendo en un lugar público, me fui de ahí, también quería quedarme sola, había una terraza, uno cuantos fumaban, pero no me importaba el olor de cigarro, solo quería aire fresco.

La noche era fría, y sentí frio en los hombros tal como me lo dijo ella, volví a repasar todo lo que me dijo, había ahora más preguntas en mi cabeza que antes pero no podía obtener respuesta y menos en estos momentos, estaba metida en mis propios pensamientos cuando una voz me distrajo -¿también fuma?

Alcé la vista, era ese hombre, el señor Wilson –no, solo quería salir de ahí.

Tenía un cigarro entre los dedos –no fue a buscarme a la mesa de bocadillos.

Sonreí –no, es que estaba trabajando.

-Claro, su jefe es algo mandón ¿no?

Esta vez me reí un poco más fuerte –no siempre.

-Es que me dio la impresión de que así era, espero que no la fuerce a trabajar mucho.

No dije más, él cambio el tema de conversación -Su ciudad es muy bonita, nunca antes había estado aquí.

-Gracias, espero algún día conocer la suya.

-Le encantaría, hay buena comida, playas, le daré un tour completo, seré su guía, solo los mejores lugares.

Una ráfaga de viento soplo, me lleve las manos a los brazos, después sentí que el hombre ponía su saco del traje sobre mí –pero usted va a resfriarse.

-No se preocupe, fingiré que no tengo frío para que usted no se sienta mal, además si se lo lleva será un pretexto para volver a verla.

Al verle su sonrisa por un momento olvide porque estaba ahí afuera con frío, pero entonces todo me volvió de golpe a la mente, volví a marearme, él me tomo del brazo –señorita, ¿se encuentra bien? Debe ser el humo- apago enseguida su cigarro –el olor debe hacerle daño, ¿tanto quiere estar aquí afuera?

-No, es que, solo quería estar a solas.

Me ayudo a sentarme en un pequeño balcón –si es así me voy, pero estaré cerca por si necesita algo ¿qué le parece si le traigo agua?, no más vino para usted, por esta noche.

Cita de viernesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora