"Huiremos del descanso, huiremos del sueño, tomaremos a toda velocidad el alba y la primavera y prepararemos días y estaciones a la medida de nuestros sueños" Milan Kundera
¿Qué era esta sensación de sentir alejarse de todo sin pensar en el destino? La música alta, las luces de la ciudad quedando atrás, la oscuridad que envolvía pero que no daba temor, al contrario, parecía acobijarnos en su negrura, la sonrisa extasiada de Nanami mientras tomaba el volante con una mano y con la otra acariciaba mi pierna.
También me sentía eufórica, en un momento caminábamos deprisa entre aquella gente aburrida y al siguiente estábamos montados en su coche, huyendo.
-Siempre quise huir.
Lo mire mientras él seguía con la mirada fija en el camino.
-No sé si decirlo en voz alta se escuche mal, pero siempre he tenido esta sensación de querer irme de todos lados, de escapar, de ir a cualquier lugar sin pensarlo, de no decírselo a nadie y que nadie me encuentre, llegar a donde nadie me conozca y luego...
Se quedó callado un momento -¿y luego qué?
Sonrió con esa sonrisa extraña que pocas veces mostraba –y luego, no lo sé, por eso quiero hacerlo para saber que sigue después ¿Qué pasa después de que uno se atreve a huir?
-Vuelve a empezar.
-¿Crees que es fácil?
-El primer paso ya lo diste ¿Qué podría detenerte ahora?
Aparto por un momento su vista del camino y me miro -si tú estás conmigo, probablemente nada.
Sonreí, yo nunca me había planteado nada así, siempre creí que uno debía enfrentar todo sin buscar una escapatoria, solo seguir siendo fuerte y avanzar, pero viendo el camino largo me sentí cómoda, quizás si lo hubiese hecho sola estaría aterrada, pero con Nanami no tenía miedo, tome su mano y la entrelace, él la acerco a sus labios y la beso mientras me preguntaba –¿A dónde quieres ir?
El sonido de las olas llegando a la orilla del mar nos mecían con su melodía, abrí los ojos, que los sentía pesados, aunque mi cuerpo se sentía ligero, no tenía cansancio, solo estaba demasiado relajada, Nanami dormía a mi lado, respirando suavemente, me acerque un poco más a él, no quería despertarlo, quería observarlo con la luz matutina, tranquilo y sin preocupaciones, o al menos sin que tuviera el ceño fruncido. Pase suavemente mis dedos por su cabello rubio, lacio y suave, por su pómulos altos y marcados, me preguntaba ¿qué aspecto hubiese tenido cuando era un jovencito? Seguramente la cara lánguida en su cuerpo delgado, esa edad en la que no te sientes lo suficientemente cómodo dentro de tu piel. Yo recordaba haber tenido muchas inseguridades en aquella época pero creo que él no, estaba segura que sus preocupaciones no habían sido iguales a las de otros jóvenes; pasar exámenes, llevar buenas notas a casa, buscar un trabajo en verano, pensar que no le gustabas lo suficiente a una persona, pero su adolescencia debió sr muy diferente, al menos lo pensé por lo que dijo Aneka. Sentí compasión por aquel joven chico, lo solitario que debió sentirse después de la muerte de su amigo, quise haberlo conocido y abrazado, decirle que todo estaba bien, que iba a ser capaz de superarlo.
Se despertó mientras que yo seguía tocando su rostro, adormilado dijo –buenos días.
Me acerqué más a él y le di un beso suave en los labios mientras me acurrucaba entre sus brazos –hace frío, quiero quedarme contigo aquí- le dije mientras él me apretaba a su cuerpo.
El oleaje volvió a llenar el silencio, después dijo –he soñado, pocas veces sueño.
-¿Ha sido un buen sueño?
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Cita de viernes
FanfictionMisato ha pasado por una ruptura sentimental y quiere darle un giro a su vida pero cuando el alcohol le hace una mala jugada no se imagina que terminará por poner su mundo a los pies de su atractivo jefe, un hombre serio y con actitud irreprochable...