Claro que decir y hacer son dos cosas diferentes. A las primeras luces del día siguiente, sentimos que la magia estaba desvaneciéndose. Las llamadas y mensajes acumulados en nuestros teléfonos parecían un reclamo de nuestra vida, de la real, no de la fantasía que habíamos intentado construir por un breve momento.
Durante el trayecto de vuelta a la ciudad nos mantuvimos en silencio, nada quedaba de aquella noche eufórica y el volumen de la música alto. Cada uno fue a su casa solo para más tarde reencontrarnos en la oficina como si nada hubiese pasado.
Sabía que serían días difíciles y complicados, en los que incluso ni siquiera nos veríamos, pero me conformaba con aquel viaje y las palabras dichas.
Una de las cosas en las que no había pensado era en el saco de señor Wilson, me lo había llevado sin pensar en nada mas, claro que Nanami lo mencionó como un detalle al llegar a la habitación del la posada donde nos alojamos, intente no darle importancia, después de ese ligero reclamo, los siguientes momentos fueron mejores, lo callé con un beso mientras tratábamos de encontrar la cama y dejarnos caer en ella para quitar aquellas prendas elegantes y sofocantes y dejar libre las ganas y la carne, el deseo y la pasión. Para sentir como sus manos tibias recorrían mi piel y sus besos iban de mi boca al cuello, de sentir como aferraba sus manos a mis muslos mientras entre gemidos y suspiros dejaba que me penetrara más profundo, salí de mi ensoñación cuando la puerta del elevador se abrió y me dirigí a la oficina.
Algunos trabajadores esperaban mi llegada, nos saludamos y entré para comenzar a dar instrucciones, la remodelación de la oficina debía efectuarse con rapidez.
El espacio que compartía con Nanami ahora pasaría a ser de dos oficinas separadas solo por una pared y el lugar donde antes yo atendía llamadas sería ampliado para permitir tener dos asistentes y una pequeña sala de espera. Mientras veía el ir y venir de la gente y como movían y reacomodaban muebles, me encerré en la oficina de Nanami, la única que por el momento iba a quedarse intacta, desde ahí hice la mayor parte del trabajo, él había salido y hasta era probable que no lo viera.
El día corrió deprisa, los trabajadores se fueron y antes de que pudiera salir, él llego. Sonrió al verme, se notaba cansado –pensé que te habías ya marchado.
-Estaba por irme, ¿lograste llegar a todas las citas?
-Sí, pero mañana será igual, ni siquiera creo volver aquí.
-Ya veo- estábamos cerca uno del otro pero sin acercarnos, él me miro -¿qué pasa?
-Nada, solo que le temo a los cambios.
-¿Crees que este cambio nos perjudique?
-No sé, trabajar juntos pero al mismo tiempo ya no, antes tenía el pretexto de entrar a tu oficina y estar contigo revisando documentos.
-Lo seguiremos haciendo, seguiremos siendo un equipo.
-Ahora seremos cuatro, mañana entrevistare a las nuevas asistentes.
Se llevó una mano a la frente –lo olvide por completo, ¿podrías entrevistar también a quien me asistirá? Sé que te estoy pidiendo mucho pero no tengo cabeza para otra cosa.
-Sí, lo haré, te elegiré a la mejor.
Esta vez me tomo de la cintura y me atrajo hacía él –nadie podría ser mejor que tú.
-Estas siendo adulador.
-Puedo esforzarme más, ¿le puedo invitar a cenar?
-Soy su asistente señor Nanami, ¿está abusando de su cargo para salir con su empleada?
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Cita de viernes
FanfictionMisato ha pasado por una ruptura sentimental y quiere darle un giro a su vida pero cuando el alcohol le hace una mala jugada no se imagina que terminará por poner su mundo a los pies de su atractivo jefe, un hombre serio y con actitud irreprochable...