Aunque mi mente se negaba a desvestirme en un lugar público, mi cuerpo tenía sus propias razones. Deje que el pasara sus manos sobre la tela del vestido para que encontrara los broches y pudiera sacarlo de mi cuerpo que comenzaba a arder. Sentí que pasaba una eternidad en lo que me lo quitaba de encima, debajo solo llevaba las bragas pues mi pecho estaba libre debido a la forma de aquel vestido que yacía tirado en el suelo del probador.
Comenzó a besarme el cuello, sus besos húmedos y presurosos hicieron que el calor aumentara mucho más en mi piel, metí mis dedos entre su cabello suave, haciendo que el aroma de su champú fluyera en el aire. Tome con fuerza su rostro para mirarlo –¿de verdad vamos a hacerlo aquí?- entre miedo y excitación le pregunte, él me miro y dijo –si no quieres hacerlo me voy a detener- pero su mirada me decía lo contrario "lo vamos a hacer", lo bese –sí, sí quiero que lo hagamos.
Mi cerebro no parecía razonar, ni siquiera sé porque lo dije pero ya estaba besándolo entre desesperación y violencia, mordí sus labios mientras él tomaba mis muslos y me cargaba, sentí la espalda fría cuando me pego a la única pared fija de ese probador, vernos rodeados por espejos solo hizo que me siguiera preguntando ¿Qué carajos estoy haciendo? Pero eso no iba a detenernos, había notado también que cuando a él se le metía una idea en la cabeza era difícil que no la hiciera. Comenzaba a sentir su bulto dentro del pantalón, me bajo y subió para que me frotara sobre él haciendo que se pusiera mucho más duro. Intente no hacer ruido mientras él mordisqueaba mis pechos y los lamía, yo me sostenía de su cuello y podía verle los brazos rígidos que seguían sosteniéndome, ¡por dios! Adoraba esos brazos y como los músculos se le marcaban –sujétate- me dijo mientras me soltaba y se desabrochaba el pantalón.
Pude ver que estaba completamente listo para entrar en mí, volvió a sujetarme, mientras entraba en mí, apreté los labios mientras contenía un gemido, apreté las piernas en torno a su cadera, el vaivén de su cuerpo contra el mío se intensifico, él también intentaba hacer el mínimo ruido, me murmuro al oído -¿está bien?
Asentí mientras lo miraba –sí, pero creo que estoy demasiado excitada.
-Lo sé, tienes las mejillas rojas y estas demasiado húmeda...me encantas.
Me reí mientras encajaba el rostro en su cuello y lo mordía con suavidad. Alcé la vista y podía ver nuestro reflejo por los espejos de aquel espacio, él estaba haciendo lo mismo y se rio conmigo –no puedo creer que lo estemos haciendo- me dije a mi misma pero él lo escucho –lo sé, tampoco sé que me pasa cuando estoy contigo.
Su ritmo cambio y comenzó a subirme y bajarme por su miembro mientras mis pechos rozaban el suyo, otra vez sentía esa rigidez dentro de mí y como lograba hacerme sentir mil sensaciones en el vientre y la piel, sentía un calor que se esparcía por todo mi cuerpo y deseaba gritar de placer, pero una voz fuera del probador hizo que paramos y dejáramos casi de respirar.
-Señorita, he traído los zapatos que me pidió el caballero. ¿Necesita ayuda con algo?
Sentí un sudor frio por la espalda, Nanami estaba aguantando la risa mientras veía mi rostro de perdición, intente sonar lo más calmada posible –eh...no, este... estoy bien, gracias...
-Estaré aquí por si necesita mi ayuda.
-¡No!, es decir... ¿puede buscar al hombre que me acompaña? Quiero mostrarle un vestido.
La chica guardo silencio un momento, mientras Nanami tentaba a la suerte y mordisqueaba mi cuello –sí, creo que ha ido a buscar algo, no está aquí, iré a mirar a la sección de caballeros.
-Gracias, esperare aquí dentro.
Cuando escuchamos los pasos alejarse, pude respirar de nuevo –jamás había sentido tanto terror.
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Cita de viernes
FanfictionMisato ha pasado por una ruptura sentimental y quiere darle un giro a su vida pero cuando el alcohol le hace una mala jugada no se imagina que terminará por poner su mundo a los pies de su atractivo jefe, un hombre serio y con actitud irreprochable...