El día de la dichosa fiesta llego, me puse el vestido, al final había elegido uno de color negro, entallado, de hombros descubiertos y con un escote plateado.
Me mire una vez más en el espejo, aquella mujer del reflejo era yo pero no me sentía exactamente como yo misma, el maquillaje y el peinado me hacían sentir rara.
El auto esperaba fuera, de camino a donde se llevaría el evento, recordé la conversación con Nanami que tuvimos por la tarde:
-Pasare por ti a las siete.
-No tienes que hacerlo.
-Podría hacerlo.
-No lo necesito, no sería correcto llegar juntos, te encontraré ahí.
El silencio en la línea me pareció eterno –Misato...
-Debo colgar, aun debo peinarme.
Al llegar suspiré frente a la entrada, iba a ser una noche larga.
La gente iba de un lado a otro compartiendo saludos, platicando y comiendo bocadillos, reconocía algunas caras, todos jefes de la empresa, me acercaba a saludar, aunque algunas veces me encontraba con miradas atónitas o de confusión, ¿era incomodidad por mi presencia o tenía un maquillaje muy cargado? Ante esas miradas me sentía extraña, intente que eso no me hiciera sentir nerviosa pero lo estaba, no estaba acostumbrada a estar rodeada de este tipo de personas, tome una copa de las que ofrecían para calmar la sed y sabiendo que un poco de alcohol me calmaría los nervios.
Di otra vuelta, había bastantes extranjeros, algunos miraban de reojo y otros sonreían por educación. Estaba buscando esa cabeza rubia y mirada azul pero no le veía por ningún lado, me detuve cerca de una mesa de bocadillos, iba a enviarle un mensaje.
-Vaya ambiente ¿no le parece?
Mire a un hombre de mediana edad que se dirigía a mí -¿por qué lo dice?
-Es tedioso, aburrido, debes fingir una sonrisa todo el tiempo y reírte de bromas estúpidas.
Extrañada por su comentario mi gesto debió sorprenderle –oh, lo lamento, espero que no sea usted de las que cuente las bromas pesadas.
Le sonreí –no, pero ahora debo sonreír por cortesía.
Intento contener la risa –ya veo, no se preocupe, no tiene que convencerme de nada, la verdad solo intentaba buscar un espacio donde nadie me viera, me gusta más estar apartado de todos.
-Ya somos dos.
Sonrió mientras bebía de una copa alargada, tenía una sonrisa muy bonita, rodeada de una barba en crecimiento, su cabello era ondulado y oscuro, era americano. Volví mi mirada al centro del salón, pero no volvía a verlo por ningún lado, nuevamente iba a sacar el teléfono para enviar un mensaje pero mi acompañante me hablo -eres de la oficina de Tokio ¿no es así?
Asentí.
-Odio preguntar esto pero ¿cómo van las cosas? Vine aquí a ver qué tal los negocios, un poco de inversión, ver una batalla real de Godzilla.
Me reí –lo siento, no es temporada de peleas, venga en primavera.
-Lo sabía, bueno, me conformare con pasar Navidad en un país que queda a cientos de kilómetros de mi familia.
-Debe ser difícil.
-Mi familia son dos perros, estoy seguro de que sabrán estar bien sin mí por una semana.
Hablamos de diversas cosas, en realidad era fácil conversar con él, además de que me servía para practicar mi inglés, estaba contándome sobre su empresa cuando al fin lo vi. Le hice un gesto con la mano, se acercó, pero al ver que había alguien más se puso tenso.
ESTÁS LEYENDO
Cita de viernes
FanfictionMisato ha pasado por una ruptura sentimental y quiere darle un giro a su vida pero cuando el alcohol le hace una mala jugada no se imagina que terminará por poner su mundo a los pies de su atractivo jefe, un hombre serio y con actitud irreprochable...