Nanami aún se sentía mal por la manera en como había llevado las cosas aquellos últimos días, quería decírselo, quería decirle todo pero esa antigua desconfianza aparecía de nuevo. Desde que se enteró que su ex novia Aneka estaría en esa fiesta se había sentido incomodo, no tenía ganas de verla, se imaginó que nunca más volvería a encontrársela en la vida pero bueno, el mundo es un pañuelo.
Se adentró en aquel ambiente, entre festivo y formal, se acomodó los puños de su pulcra camisa y ajusto su saco de color negro, aunque estaba más que acostumbrado a usar traje, usar un esmoquin era cosa aparte, se sentía apretado en esa tela, le sofocaba esa falsa formalidad, lo único que deseaba era estar en un sillón de su sala leyendo y respirando el dulce aroma de Misato mientras ella dormitaba sobre su pecho, sonrió, que reconfortante era estar así.
Saludo a muchas caras conocidas pero únicamente deseaba encontrar la de ella, anduvo por casi todo el lugar, aunque deteniéndose cada tanto para saludar, ponerse al día, actuar como si estar ahí fuera lo máximo en esa fecha. Saco su celular para ver si tenía mensajes de ella pero nada, le parecía extraño, ella no llegaba tarde ¿y si algo le había pasado? Preocupado estaba por llamarle pero una mano en su espalda le hizo voltearse, pensó que era ella, se giró con rapidez, con el nombre de ella en los labios pero su decepción fue notoria –Vaya, esperaba un gesto diferente, después de todo este tiempo.
-Buenas noches señorita Hansen.
-Que formalidad, buenas noches Kento- se acercó a él mientras le besaba ambas mejillas, al saludo europeo, él parecía incomodo pero no la rechazo –estas encantador, como siempre.
Él guardo silencio, ella le sonrió –es aquí donde dices "tú también estas encantadora"- hizo un gesto de disgusto y ella rio cantarinamente –sigues igual, me sorprende que no hayas cambiado en absoluto, creí que mudarte a Japón te haría mejor.
-Ya ves que no.
Un mesero paso con copas, ambos tomaron una, él pensaba beberla de un trago pero ella la alzo –brindemos por las viejas amistades.
-No tengo viejas amistades aquí- ella hizo un puchero –que cruel- mientras cada uno bebía, él intento buscar nuevamente con la mirada a Misato, Aneka le hablo –por cierto ¿notaste lo que llevo puesto?Él le lanzo una mirada rápida, pero no pareció sorprendido -Hmmmm...
-Lo tomaré como un sí, sigue siendo divino, adoro como cae sobre mi cuerpo, realmente te esforzaste en este obsequio.
-Me sorprende más que no lo hayas quemado, yo lo hubiera hecho.
-¿Qué es eso? ¿Una broma? No sabía que pudiera llegar el día en que hicieras una.
-El apocalipsis seguro debe estar cerca.
Ella sonrió divertida, -volviendo a los obsequios, ¿Te parece justo? ¿Tú quemaste mis obsequios?
-No, eso contaminaría, solo los doné, alguien les dará una nueva vida.
-No solo te has vuelto un bromista, también un cínico.
Él enfadado al fin la miro -¿y qué esperabas después de todo lo que me dijiste?
-Por favor Kento, eso quedó atrás, y además ¿qué esperabas que dijera? "Te felicito por ser un hechicero" como si fuese algo real, una verdadera profesión.
-Intentaba salvar vidas.
-Pues entonces hubieras sido doctor y de paso así hubieses salvado a tu amigo- el enfado en su rostro se hizo presente –disculpa, olvide que es tema sensible, ¿sabes que un terapeuta podría ayudar?
-Siempre vas a ser la misma mujer frívola y no necesito un terapeuta para decir eso.
-Sí, seré una mujer frívola, pero igual te enamoraste de mí.
-Yo no me enamore, créeme, ahora puedo saber la diferencia entre amor y capricho.
Ella abrió los ojos sorprendida ante esa declaración, él continuo –además, ninguno de los dos se enamoró.
-Dormir juntos, pasar tiempo juntos, presentarnos a nuestras familias...
-Que me miraras con asco cuando al fin te conté de mi pasado, que me dijeras cosas crueles desde ese día y me terminarás abandonando, sí, eso para ti debió ser amor puro.
Ella suspiro agotada –que patético sigues siendo.
-Mira, no tenía ganas de volver a verte en la vida y esperaba que si esto tuviese que pasar, al menos lo tratáramos como personas civilizadas y limáramos asperezas pero esta noche no será.
Él realmente quería largarse de ahí, estaba llegando a su límite pero ella no lo dejaría pasar tan fácil.
-¿Por qué huiste?
-¿Disculpa?
Ella le miro y él no vio enfado pero si nostalgia, esos ojos completamente azules como los suyos, aquellos en los que alguna vez se reflejó se veían llorosos, ella nunca había sido mentirosa, eso se lo reconocía, así que esos sentimientos eran reales –si, actué como una estúpida pero no tenías que largarte así de mi vida, siempre me hiciste a un lado, y cuando por fin después de meses de insistencia pedí que me lo dijeras todo, lo hiciste como un deber, no como algo que desearas compartir, entonces lo supe, supe que tú nunca confiarías en mí, que siempre me verías por abajo, como alguien que no sería capaz de comprenderte y eso me mato, y me sentía tan frustrada que actué así, no estoy orgullosa de lo que hice pero pudimos solucionarlo juntos pero tú...- ella por un momento dejo su máscara de orgullo y lo miro como antes lo hacía, -tú solo piensas en huir cuando vez problemas, ¿Dónde está tu capacidad para afrontarlos?
Nanami la miro por un momento y algo en su corazón se apretujo, tenía razón, huyo, quiso dejar todo atrás y nunca se detuvo a pensar en los sentimientos de ella, claro, los últimos meses fueron un infierno pero al principio tuvieron una conexión real, un sentimiento puro y hermoso. Trago saliva intentado ganar algo de tiempo y pensar bien sus palabras –no sabía, no sabía lo que pensabas en ese momento y ni siquiera te lo pregunté, tampoco sabía esto que me dices, creí que solo querías que me largara de tu vida. Cuando te fuiste de mi casa, cuando dejaste de responderme las llamadas, cuando no volví a oír tu voz pensé que era lo que querías, yo no quise abandonarte como lo dices, fuiste tú quien quiso cerrar esa puerta y mi culpa quizás fue no querer insistir.
-Ya veo...- en silencio dejaron que las demás conversaciones los envolvieran –Aneka, lo lamento, te lo digo en serio, debimos cerrar esa puerta pero creo que éramos demasiado jóvenes, ahora sabemos en lo que fallamos y cuánto daño nos hicimos.
Ella tenía una mueca de disgusto, pensando que un "lo lamento" no bastaría para sanar esas heridas, pero no tenía caso seguir enfadada por algo que creía que había superado, así que respiro profundo y acepto su disculpa –bien, supongo que es lo mejor, intentar continuar con las heridas sanadas, de todos modos de nosotros ya no quedaba nada por rescatar.
Él viendo que al parecer todo había quedado dicho, volvió a buscar a Misato, y entonces Aneka lo supo, él había pasado página, había alguien más, pero su curiosidad iba a más allá de solo conocer a esa persona, quería saber si el mismo error que había cometido con ella, lo estaba cometiendo una vez más.
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Cita de viernes
FanfictionMisato ha pasado por una ruptura sentimental y quiere darle un giro a su vida pero cuando el alcohol le hace una mala jugada no se imagina que terminará por poner su mundo a los pies de su atractivo jefe, un hombre serio y con actitud irreprochable...