Cuando el ascensor se abrió ante nosotros, el vigilante entró con el carrito hasta el fondo de este. Entré con él y me puse en el lado izquierdo para no estorbarle, junté mis manos mirando como las puertas se cerraban.
El interior del ascensor era gris y espacioso, dos barras metálicas horizontalmente había en las tres paredes unidas entre sí. A la derecha, se encontraba un panel ancho y alto con un montón de botones con números tallados. El señor presionó uno y el ascensor comenzó a ascender.
Me incomodaba mucho el silencio, así que comencé una conversación con él, tan solo espero y me hable mientras el ascensor sube.
-Disculpe, tengo una pregunta.
- ¿Qué ocurre? -tenía la mirada fijada en las puertas.
- ¿Por qué corría tras mí? Creía que era la señora de la cafetería quien me perseguía. -esto último me salió en un susurro.
-El señor director me comentó que debía ir con usted hasta la zona donde se encontraba sus pertenencias, comentó que se marchó por el pasillo del comedor y cuando entré no la ví, señorita. Solo observé a la señora del comedor que iba tras usted y la convencí que iría yo mismo.
- ¿Por qué le dijo que iba a ir a por mí?
-Llevo demasiado tiempo trabajando aquí, señorita, conozco a todo el personal que trabaja aquí, y en cuanto a esa señora, debía decirle eso para que la dejase.
-Ah entiendo, gracias, supongo. -hice una mueca sin saber bien que contestar a eso.
-Señorita, ¿me permite comentarle una cosa? -dijo algo preocupado por el tono de su voz.
-Claro.
-Verá, señorita, tenga cuidado con la señora de la cafetería. No está muy cuerda y pierde sus estribos rápidamente.
Al oír esto mi estomagó se retorció y me entraron nauseas. ¿Qué habría pasado si Begoña me hubiese atrapado?
El ascensor se detuvo y arriba de las puertas una luz verde parpadeaba dando a entender que se iba a abrir. Efectivamente, las puertas se abrieron. Coloqué una mano en mi frente y fui yo la primera en salir. Me quedé quieta una vez fuera del ascensor, me fijé en el suelo que era de color gris. Al alzar la mirada un largo pasillo dividía varias zonas. A la izquierda se encontraban unos cuartos con poco espacio de separación. A la derecha varias chicas salieron de la primera habitación, intuí que debería ser el baño ya que muchas de ellas llevaban una toalla enrollada en el pelo. Oí como el vigilante tiraba del carrito y se dirigió al fondo del pasillo, me puse a su lado y le seguí.
- ¿Ese cuarto era el baño de chicas? -le pregunté mirándole de reojo.
-Sí, señorita.
Seguimos andando dejando atrás el baño de chicas, más tarde puede que vaya a verlo.
Una vez lo pasamos, un nuevo pasillo apareció, fui a girar, pero di media vuelta cuando ví que el vigilante seguía recto.
- ¿Qué hay al otro lado? -pregunté curiosa.
-En el ala derecha se encuentran las escaleras que conducen a la habitación social, y otras escaleras que suben a clases.
Asentí y respiré hondo. Poco a poco iba relajándome y lo ocurrido de esta tarde iba desapareciendo lentamente.
Mientras seguíamos recto, al fondo se veía una gran ventana abierta de par en par. Sonreí un poco al ver como los colores del cielo se iban convirtiendo en tonalidades anaranjadas. Entrecerré los ojos cuando por el lado derecho una luz anaranjada daba reflejo con algún cristal. Miré a este lado despacio y parecía una habitación, pero no tenía ninguna puerta. Aligeré un poco mi ritmo al caminar y adelanté al vigilante para ver que era. Nuevamente, sonreí y estos cuatro grandes ventanales daban a ver el interior del patio. Miré hacía abajo un poco y observé como las hojas de más arriba del árbol se movían, aparentando que estuvieran danzando suavemente con la brisa que habría en el patio.
ESTÁS LEYENDO
El Internado Horspeen I.
Mystery / ThrillerUna chica nueva llega al internado Horspeen con la ilusión de conocer a más personas de su edad y estudiar como una chica normal, alejada de los lujos y las asfixiantes restricciones de su madre. Sin embargo, Eileen no espera que el internado al qu...