Pasaron tres semanas desde que tuve ese espantoso sueño y, a veces, sentía la sensación de seguir quemándome. Al despertarme gritando, tuve que contárselo a Alexa, quien me comentó que podía haberlo tenido por la presión que tenía en esos días de seguir tras las pistas y estar al límite de ser cazados.
Sin embargo, desde ese sueño, tuvimos unas semanas bastantes tranquilas. Iba a clases y estuve estudiando como si fuese a un colegio normal, que debo decir que me agradó. Fue entretenido, como había visto en algunas películas en casa, era muy frecuente las risas en las clases. A pesar de que los presentes estuvieran internos, presenciaba una vez que otra, como se olvidaban que lo estaban y así permitían tener ratos alegres.
También, al cabo de unos días, Ragnar nos avisó que Dylan había llegado sano y salvo a casa. Por lo que todo iba marchando bien.
Ahora mismo me encontraba con Ross, Axel y Alexa en el patio exterior con una sábana imitando como si estuviésemos en un picnic.
-Es agradable estar así. -comentó Ross mirando el cielo despejado.
-Os dije que iba a ser buena idea. -añadió Alexa.
Estuvo empeñada en hacerlo desde el día en que tuve la pesadilla, decía que, si pasábamos buenos momentos y divertidos, evitaría tenerlas. Efectivamente fue así.
-Repetiremos otro día, ¿verdad?
-Disfruta el momento, Ross, ya se verá más adelante. -respondí.
Él bufó y yo, sonreí. Tan refunfuñón como siempre.
-Eileen, ¿más tarde podrías acompañarme a la biblioteca? -preguntó Axel.
-Claro.
Los temas de conversación con Axel disminuyeron porque al verle de aquella manera en el sueño, me costó poder verlo perfectamente y sin ningún rasguño. Se me hacía extraño poder mirarlo a los ojos.
- ¿Saben que falta? -preguntaba Alexa levantándose- Música.
-Prefiero oír los pájaros. -contestó Ross.
-No seas aguafiestas, baila una bachata. Se te dan bastante bien.
- ¿Ross bailando? -pregunté elevando las cejas a la vez que se me escapaba una risa. -No me lo esperaba.
-Y no bailo, se lo acaba de inventar. -argumentó con voz arisca mientras le dedicaba una mirada seria.
-Miente, si baila. -añadió Axel.
Tuve que soltar una risotada al ver como Ross miraba decepcionado al pelirrosa ante la contraargumentación.
-Baila anda. -insistió Alexa.
-Está bien, -dijo malhumorado al cabo de que no le dejase de insistir- pero Axel debe bailar conmigo.
- ¿Qué? -preguntó atónico. - ¿Por qué yo?
-Tú también insististe, así que baila conmigo.
Al acabo de un rato de negarse, finalmente aceptó y los dos se levantaron para quedarse de pie uno en frente del otro.
-Qué bonito. -decía Alexa acercándose las manos a la cara.
No podía evitar reírme al ver el panorama. Ross agarraba la mano derecha de Axel mientras el otro, ponía su mano libre en el hombro del pelinegro. Se movían lentamente sin seguir ningún ritmo, hasta que Ross giró a Axel en una vuelta. Ya que él era el más alto y le permitía hacer ese gesto.
-Bueno, aparta ya. -confesó Ross separándose de él cuando volvieron a apegarse.
-¡Otro más, otro más! -gritaba Alexa mientras aplaudía.
ESTÁS LEYENDO
El Internado Horspeen I.
Mystery / ThrillerUna chica nueva llega al internado Horspeen con la ilusión de conocer a más personas de su edad y estudiar como una chica normal, alejada de los lujos y las asfixiantes restricciones de su madre. Sin embargo, Eileen no espera que el internado al qu...