Caminaba rumbo al patio exterior en búsqueda del chico de cabello rosado. Me preocupaba un poco ese repentino cambio en Axel, no lo conozco lo suficiente, pero creo que no es de esas personas que te dejaban tiradas porque sí. Tal vez se agobió por estar en ese espacio con tanta gente.
Mientras me acercaba a las puertas que se encontraban detrás de las escaleras que daban a mi planta, empecé a plantearme cómo podría preguntarle sin que se molestase que es lo que le ocurría. Después de un par de preguntas sin buen argumento, me rendí y decidí que le preguntaría sobre la marcha.
Al estar frente las puertas, vi como mis manos estaban sujetando los vasos.
Bueno, supongo que no habrá otra manera.
Como una persona normal, le di una patada a una de las puertas haciendo que esta se abriese de par en par. Aligeré mi paso y pasé de largo. Suspiré dejando escapar una sonrisa leve, pero esta desapareció cuando un grupo de chicos se quedaron parados frente a mí observándome.
Los chicos al parecer habían salido de entrenar o de jugar un partido, ya que algunos andaban sin camisetas demostrando sus cuerpos figurados. Miraba a cada chico y sentía como mis mejillas se iban tornando de un color bastante rojo, no porque estaban sin camisetas, no, eso es lo de menos. Me habían visto como le daba una patada a la puerta y eso me causaba demasiada vergüenza. Algunos de los chicos cuando pasaron por mi lado se reían y murmuraban entre ellos.
Al pasar unos cuantos, me hice a un lado y me percaté de que estaba el chico que me encontré por el pasillo de la biblioteca. Supe que era él porque tenía unos rasgos similares. Su pelo estaba mojado y despeinado, de su hombro colgaba la mochila negra y con la mano derecha se secaba el cuello con una toalla pequeña negra. A diferencia de los demás, él si llevaba la camiseta puesta. Este me miró por un instante sin ninguna expresión en su rostro, y cuando creí que se iba con su grupito sin decir nada, añadió lo que no me esperaba oír.
-Buena patada, a la siguiente asegúrate de romperla.
No, no puede ser. ¿Cómo es que me vio si estaba detrás del todo? Es imposible que me haya podido ver, sin embargo ¿a qué vino eso? ¿Por qué debería romperla? Y, ¿a la siguiente? No entendía.
Le miré y este ya se coló dentro del internado dejándome con intrigas. Creí que se iba a reír no que me dijese tal cosa, aun así, una gran vergüenza se mantenía en mí. Nunca había hecho una cosa así y de seguro que si madre estuviese aquí ya me habría regañado.
Para poder quitarme esta vergüenza, miré a todos lados en búsqueda de Axel o Alexa, necesitaba estar con alguien ya para quitarme esta sensación. Miré a la derecha y vi como el pelirrosa me miraba.
No puede ser.
Mientras me acercaba a él, este mantenía una sonrisa a la vez que estaba sentado en unos bancos apegados a la pared.
- ¿A qué se debe esa sonrisa? -pregunté una vez cuando estaba lo bastante cerca de él.
-A nada. -río levemente. -Por cierto, ¿qué te dijeron los chicos del club de natación?
- ¿No lo has visto?
- ¿Ver el qué? Solamente vi cómo se te quedaban mirando y tu rostro ha cambiado a ser un tomate. Como ahora.
Mi vergüenza se duplicó y decidí no decir nada respecto a lo que acababa de pasar.
-Estaba bromeando respecto a que te pareces un tomate, disculpa si te molestó. -dijo Axel mientras me miraba.
Me quedé callada y estiré el vaso hacía él. Este no lo cogió al cabo de unos segundos.
-Gracias. -murmuró. - ¿Te dijeron algo que te molestó? ¿Fue mi comentario?
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El Internado Horspeen I.
Mystery / ThrillerUna chica nueva llega al internado Horspeen con la ilusión de conocer a más personas de su edad y estudiar como una chica normal, alejada de los lujos y las asfixiantes restricciones de su madre. Sin embargo, Eileen no espera que el internado al qu...