Capítulo 64.

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Esquivé el gancho de derecha que iba a darme, por lo que me ayudó a que perdiese segundos de reacción y logré golpear su pierna izquierda.

Dante se quejó y nuevamente aproveché que estaba dolorido para enfocar mi vista. Me acerqué a él y traté de darle puñetazos encadenados. A pesar de mi esfuerzo, no lo conseguía ya que los evitaba.

- ¿Eso es todo lo qué sabes hacer? -preguntó entre risas.

Apreté mi mandíbula por su comentario e hice la técnica de golpearle, pero cuando fue a defenderse, salí corriendo nuevamente en círculos.

Salté poniéndome encima de una impresora y pisé sus manos cada vez que las acercaba a mis pies, para tirarme. Vi como una polea se movía por encima de su cabeza y salté agarrándola, desde el aire, golpeé su cabeza para dejarlo desorientado. Cuando observé que se tambaleaba, me solté y caí en sus hombros. Dejé mis manos en su cuello e hice presión.

Tuve unos segundos para ver cómo iban los demás.

Axel tiraba herramientas desde arriba a Travis y Jacob, que subían esquivando los diversos utensilios. Begoña seguía en el suelo, y William y Dylan ya no estaban. Fui a mirar a Alexa, pero Dante me agarró de las piernas girándome para quitarme de encima suya. Mi espalda cayó contra el suelo y la vista se me nubló por completo, oí como Dante decía palabras mientras se acercaba, pero no era capaz de saber de qué me hablaba. De repente, desde el suelo, vi de lejos una silueta corriendo para lanzarse contra él.

Me llevé una mano a la cabeza y cuando me sentí mejor, miré una mano extendida.

-Vamos Eileen. -dijo Ross mientras me cogía en brazos y se dirigía al ascensor.

Me dejó en su hombro apoyada, cuando se acercó al ascensor pude ver como Begoña seguía en el suelo. Agarró la cuerda y comenzó a enrollarla en mi cintura apretándola. Mi vista se iba oscureciendo y conforme subía, el frío de la noche se calaba por mi blusa helándome los huesos. La presión de la cuerda provocaba una sensación como si me iba a romper por la mitad en cualquier momento.

-Lo has hecho bien. -habló David mientras me desataba cuando llegué a la superficie.

Fue rápido, me cogió en brazos y me introdujo en el asiento del copiloto del vehículo.

- ¿Cómo me subieron? -pregunté a Ragnar una vez me sentí estable.

Él tenía la vista fijada en el frente.

-Gracias a la idea de la cuerda, solamente tuve que mover el coche unos milímetros y así os hemos subido. -respondió mirando por el retrovisor.

Me volteé despacio y sonreí sutilmente al ver como William descansaba y Dylan me miraba.

-Eres fuerte, señorita Eileen. -confesó sonriéndome.

El sonido de como golpearon la puerta hizo que me sobresaltase. Alexa no dejaba de pegar en el cristal, salí del vehículo y dejé mi asiento libre para ella.

-Diez kilos de chocolate, chica de las nieves, diez. -exigió cerrando la puerta en mi rostro.

Me giré y vi como Ross salía con David.

- ¡Arranca, arranca! -gritaba el pelinegro subiéndose en la parte trasera del vehículo.

David se metió en el coche con Dylan y William. Yo, tuve que subirme en la parte trasera de la camioneta junto a Ross. El coche comenzó a moverse, pero se detuvo de un golpe brusco al ver como una de las puertas se abría.

- ¡Dylan, vuelve a entrar, no tenemos tiempo! -expuso Ross gritando.

Él lo ignoró y se subió con nosotros, desde dentro, uno de ellos cerró la puerta para que el coche arrancase nuevamente.

El Internado Horspeen I.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora