Capítulo 22 (Maratón 2/3).

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Me acerqué a la puerta y la abrí despacio. Asomé la cabeza con algo de temor por ser descubierta, sin embargo, al mirar hacia los lados no había nadie. Salí del cuarto para ir al pasillo, pero nada, ni rastro de los señores.

Han subido al piso superior, han bajado, o se metieron por los pasillos. Opto más por que se hayan ido por las escaleras ya que si hubiesen ido por los pasillos, aun se les vería. Y este no es el caso.

Respiré hondo calmándome y entré a la habitación. Una vez dentro, me aseguré de que la puerta estuviese bien cerrada.

Tengo que retener la breve conversación de estos para luego decírselo a Alexa.

El reloj marcaba las seis y media, y para hacer tiempo me asomé a la ventana. Aún hay alumnos en el patio, ¿tanto tiempo se quedan en el patio? ¿Será esto normal?

Me alejé de la ventana. Aunque fuese aún de día, comenzaba a hacer frío. La cerré para que el viento congelado no entrase en la estancia, acto seguido me tumbé en la cama. Los ojos se cerraron por completo cuando mi cabeza tocó la almohada, sumergiéndome en un cálido sueño.

Al cabo de un tiempo, me desperté al oír como pegaban en la puerta. Miré el reloj y marcaban las siete.

Cómo no, Alexa sin sus llaves.

Me levanté para dirigirme a abrirle, pero al recordar que antes unos señores entraron y buscaban a alguien, me detuve por completo. Nuevamente golpearon la puerta, despacio me acerqué dejando la oreja pegada en esta esperando a que volviesen a tocar. Otra vez se escuchó el ruido, pero para mi sorpresa, no provenía de la puerta.

Fruncí el ceño y miré el resto de la habitación para saber si el ruido provenía de aquí o es si era de fuera. Cuando mi mirada llegó a la ventana, me crucé de brazos viendo como Alexa golpeaba sin parar el cristal.

-Abre, hace frío. -dijo desde afuera.

Como castigo por haber perdido sus llaves y no entrar como una persona normal por la puerta, me hice la sorprendida. Me llevé una mano a mi oído diciéndole mediante gestos que no podía escucharla.

Alexa dejó de golpear la puerta y me miró seria.

-Ábreme, sé que me estas escuchando.

Contuve mi risa y me dirigí a abrirle.

- ¿Por qué tardas tanto en abrirme? -preguntó al entrar.

-¿Para que aprendas a pegar en una puerta, quizás?

- ¿Para qué? Tengo una ventana, una ventana que debe estar siempre abierta.

-Ja, no te lo crees ni tú. ¿Sabes el frío que hace para tenerla abierta?

-Si, he entrado por ella.

Me quedé sin palabras ante su respuesta y decidí cerrar la ventana.

- ¿Pero qué haces? Te acabo de decir que hay que tenerla abierta.

-Alexa, no quiero morir por hipotermia, déjala cerrada aunque sea esta noche.

Ella se quedó callada mientras buscaba la bolsa de chocolate, seguramente. Mientras tanto, eché un vistazo fuera de la ventana.

-Se han ido. -dije.

- ¿Quiénes?

- ¿No los viste?

- ¿A quiénes?

-Pues a los alumnos que había en el patio. ¿No te diste cuenta?

Escuché de fondo como Alexa encontraba la bolsa.

El Internado Horspeen I.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora