Capítulo 26.

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-Alexa, suéltame. -dije mientras trataba de soltarme.

Ella aligeró el paso. Íbamos de camino hacia las otras escaleras, no sabría decir un por qué.

-Creía que tenías que ir al baño. -añadí.

-Es una excusa tan solo, chica de las nieves. Nos espera una mañana entretenida.

- ¿Cómo qué una mañana entretenida?

Sin previo aviso me soltó, colocó sus manos en el suelo mientras se agachaba y elevó su trasero. Parpadeé varias veces al ver como echó a correr sin mí, como si estuviese en un inicio de una carrera.

Me quedé unos minutos esperando sola en el pasillo hasta que llegó junto a Ross y a William. El pelinegro al verme, tensó la mandíbula y apartó la mirada.

-Bien, ya estamos todos. -dijo Alexa.

Antes de que siguiese hablando, la agarré del brazo y la llevé a los baños.

- ¿Esto es un secuestro? -preguntó.

-Es un asesinato, ¿se puede saber qué haces con ellos?

- ¿No es obvio? Vamos a ver qué es lo que sucede con ese chico que estaba agonizando.

-Alexa, párate y piensa. -coloqué mis manos en sus hombros y ella me miraba con ojitos.

-Ya pensé. Solo nosotros cuatro lo vimos y escuchamos, por lo qué le vamos a ayudar.

-Eh, no. ¿No recuerdas acaso lo que pasó antes con Ross?

-Sí, ¿y?

- ¿Cómo qué y? No quiero estar con él, supongo que él tampoco querrá.

-Ah, no quiere. -dijo mirándome.

Cerré los ojos por un instante, la solté y me di media vuelta. Al abrir los ojos para enfrentarme a ella, estaba a centímetros de mi rostro.

-Lo convencí. Tranquila que él no te dirá ni hará nada. -añadió.

Dicho esto, me agarró del brazo y me llevó hasta ellos.

-Que comience la diversión. -terminó por decir.

Íbamos los cuatro en silencio. Alexa iba en cabeza seguida de Ross y William se quedó cerca de mí.

-Hola. -me susurró. -Eileen, ¿no?

-Sí, tú William ¿cierto?

-Así es. -sonrió- ¿Qué te parece todo esto?

- ¿A qué te refieres al decir eso?

-Bueno, el internado, la gente y el caso que nos ha pasado en clase.

-Ah, está bien....

- ¿Queréis quedaros callados? -dijo Ross- Si nos pillan fuera de clases, grabaos en la cabeza que iremos directo al despacho de Dante.

Rodé los ojos y me crucé de brazos.

Sin embargo, el silencio nos volvió a inundar mientras nos dirigíamos a la habitación social. Cuando llegamos a las escaleras, que daban a los dormitorios de los chicos, Alexa elevó el brazo izquierdo e hizo que parasemos. Escuchamos dos voces y una de ellas me era familiar, por lo que decidí asomarme por las escaleras. Alexa, me sujetó del brazo y negó con la cabeza mientras me hacía retroceder. Nuevamente, se creía que estaba en una película de espías, lo intuí por las caras y muecas que ponía.

Al cabo de unos minutos, nos aligeramos a bajar al no escuchar nada. Ross, abrió las puertas y corrimos por toda la habitación. Al pasar por su lado, me miró serio y no pude evitar fruncir el ceño.

El Internado Horspeen I.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora