CAP XII

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Shiho se subió la cremallera con cuidado y se dio la vuelta para observar su reflejo en el espejo a la vez que alisaba las arrugas de su vestido, más atrevido de los que solía usar.

El color burdeos le sentaba bastante bien, las mangas eran largas y tampoco tenía de un corte muy corto, pero el escote en uve era más pronunciado de lo que le gustaría. No tenía nada de lo que avergonzase, pero no se sentía bien utilizando su cuerpo o encanto para facilitar un trato.

Le repulsaba la idea de tener que tratar de seducir a alguien o que cualquier baboso pretendiese acercarse a ella.

Abrió el armario en busca de un abrigo para cubrirse un poco y crear más elegancia. No quería aparecer tan atrevida como Gin pensaba o le gustaría. Así que sacó una gabardina negra y unos tacones a juego. Se revisó en el espejo después de perfumarse y recogió su bolso antes de salir por la puerta.

El rubio no tardaría en llegar y sabía lo puntual que era y lo poco que le gustaba esperar. Así que salió con cinco minutos de antelación y caminó tranquilamente hasta su punto de encuentro, esquivando a la multitud de gente que hoy rodeaba la zona.

Su teléfono hizo un pequeño sonido y lo sacó de su bolso para comprobar el mensaje.

<<Tengo algo que hacer. Te recojo en el mismo lugar en una hora.>>

"¿De verdad?" Preguntó resoplando a la vez que volvía a guardar el teléfono.

Ya estaba preparada y en la calle, concretamente a unas manzanas de su apartamento como para volver a hacer el mismo camino dos veces. Suspiró continuando el camino, pero decidió desviárse para buscar una cafetería y puso sus manos dentro de sus bolsillos para no chocar con la multitud de gente a su alrededor. Hacía días que no utilizaba ese abrigo y no recordaba haber dejado nada en él, así que cuando notó un papel dentro de uno de los bolsillos, lo sacó con curiosidad.

[Instituto Teitan – La leyenda de Sakura]

Sherry sonrió cuando recordó el momento en que el pesado del detective había insistido en que aceptase la entrada. Se habían visto más veces de las que a ella o a Gin le gustaría, pero una parte de ella agradecía conocer a alguien fuera de su mundo, hablar con alguien que no supiese nada de su vida real, alguien que no fuese capaz de juzgarla, alguien con quien solo pudiese tener una conversación normal.

Alisó la entrada con sus manos y le dio la vuelta para comprobar la fecha antes de que sus pies cambiaran su destino hacia el instituto Teitan, que para su suerte, se encontraba bastante cerca de ahí.

Se mezcló con la gente al entrar y luego se apartó, pasando desapercibida por los arboles y la decoración mientras observaba la gente y las luces de las paraditas. Era un ambiente escolar completamente distinto al que ella había vivido, pero sonrió ante la idea de que su hermana si que hubiese podido vivir esas cosas.

Sentía dolor, pero no podía dejar de quererla, o pensar en ella.

Se acercó hacia donde se suponía que interpretaban la obra y escuchó una puerta abrirse a unos metros. 

Reconoció al detective casi al momento, pero hubo un instante de duda al verle lucir ese esmoquin tan extravagante y el maquillaje sutil pero colorido de su rostro. La verdad era que le favorecía mucho, pero le causó una extraña carcajada al saber que se trataba del mismo Kudo que ella había conocido, el cual se consideraba super adulto y maduro.

"Pareces un cantante de Kpop con ese maquillaje en la cara." Dijo manteniendo su sonrisa burlona.

Pudo ver como su rostro cambió a la sorpresa. "Has venido."

La otra cara de la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora