El detective corrió siguiendo el ruido de las sirenas a la vez que sus sentidos se ponían en alerta.
“¿Qué ha pasado?” Preguntó nada más parar el paso frene a uno de los apartamentos costeros.
Akemi y Akai llegaron segundos después con la respiración acelerada de la carrera, con la esperanza de que Shiho no fuese el motivo de ese jaleo.
“No se puede pasar, por favor no crucen la cinta.” Instruyó uno de los agentes mientras frenaba el paso a los más curiosos.
“Soy detective.” Se excusó el joven haciéndose camino hacia el que parecía el agente al mando. “Soy Kudo, Shinichi Kudo.” Se presentó.
El agente asintió con indiferencia. “He oído hablar de usted. Este caso puede resolverse sin la ayuda de detectives, pero gracias por el interés.” Dijo antes de ignorarlo para volver a entrar al edificio.
Kudo intentó protestar sin exito y se acercó a su pareja de amigos con el ceño fruncido. “No sé que pasa, no me han dejado pasar.”
“Por aquí, dicen que se trata de un asesinato.” Le comentó el moreno. “Dicen que se trata de una mujer joven.”
“¿Una mujer joven?” Preguntaron Akemi y Shinichi con el mismo miedo.
El joven detective resopló con los puños cerrados a la vez que mirada a un lado y a otro de la calle en busca de alguna solución o ayuda. Y su sonrisa volvió a iluminar su rostro cuando vio al inspector Takagi salir del coche patrulla que acababa de llegar.
“¡Inspector!” Le llamó acercándose a él.
“Kudo.” Dijo su nombre poco sorprendido. “¿Por qué no me extraña verte cerca de un caso?” Le preguntó medio bromeando. La policía empezaba a creer que era como un amuleto de la mala suerte.
El joven sonrió amablemente mientras se rascaba la nuca. “Estaba paseando por la playa cuando he visto todo este alboroto. Me han dicho que se trata de un asesinato.” Dijo intentando sonsacar alguna información.
“Sabes muy bien que no puedo decirte nada.”
“Vamos, ¿Cuántos casos hemos resuelto juntos? Sabes que solo quiero ayudar.” Dijo con el mejor tono que pudo, poniéndole ojitos para que dejase de negarse.
“Está bien…pero mantente al margen.” Cedió el policía, al fin y al cabo, sabía que su ayuda siempre hacía resolver los casos con mucha más facilidad.
Kudo sonrió y se giró para guiñarle el ojo a Akai como señal antes de entrar al apartamento.
Su sonrisa se apagó cuando el olor a sangre impregnó su olfato al poco de entrar, pero sus nervios se calmaron y el alivio creció al ver que el cuerpo no coincidía con el físico de su amiga desaparecida. Se sentía decepcionado de no encontrarla, pero aliviado al no tratarse de ella.
Este caso no tuvo mucha diferencia con el anterior. De nuevo sin pistas, ni testigos, ni huellas. El asesino se estaba burlando de los cinco policías que se estaban estrujando el coco en esa sala.
Shinichi se apartó a un lado e intentó volver a llamar a la pelirroja, de nuevo sin éxito.
“Inspector, hemos encontrado esto.” Intervino uno de la policía científica.
Takagi cogió la bolsa transparente para mirar su interior a la vez que el detective aprovechaba para hacer lo mismo.
“¿Un teléfono?”
El agente asintió. “Estábamos repasando todas las habitaciones y lo hemos encontrado en la entrada, al lado del paragüero. Pero este no parece pertenecer a la víctima, ya hemos confiscado el suyo de su bolso. ”
"¿Un teléfono que no es de la víctima?" El inspector puso su dedo indice en la barbilla mientras pensaba. “Esta pista nos puede llevar a algún lado. Tenemos que intentar descubrir el propietario de este teléfono. Podría incluso habérsele caído al mismo asesino.”
“Yo sé de quien es.” Intervino Shinichi casi en un susurro, con la cara llena de sorpresa. No le había costado nada reconocer el pequeño colgante de los Big Osaka. Había discutido una infinidad de veces en los partidos de futbol que había visto con la científica “Es de Shiho. El teléfono es de Shiho…”
“¿Shiho? ¿Estás seguro de ello? ¿Conoces a la propietaria?” Preguntó el inspector confundido.
“Sí” Afirmó sin dejar de mirar el objeto.
“Entonces…¿Sabes si había alguna relación entre esa mujer y la víctima?” Siguió preguntando el inspector, ahora más interesado.
“No. Shiho no conocía a esa mujer.” Negó tajantemente. Estaba seguro de ello. “No sé que hace aquí su móvil, pero ella no ha hecho nada, lo sé. ¡Ella no mataría a nadie!” Empezó a ponerse nervioso.
“Encontrar un teléfono, no prueba que sea una asesina.” Le comunicó Takagi intentando tranquilizarle, poniendo una mano sobre su hombro. “Pero nos ayudaría a saber con más claridad que es lo que ha pasado. ¿Podrías ayudarnos a ponernos en contacto con ella? ¿Sabes donde encontrarla o donde puede estar?”
Kudo sonrió tristemente, intentando no creer ninguna de las ideas que ahora aparecían en su cabeza. “No…estábamos pasando la tarde juntos, pero desapareció hace una hora y no me contesta al teléfono…supongo que ahora ya sé porque no contestaba.”
“¿Sabes que podía estar haciendo por esta zona?”
“Bueno…creo que necesitaba despejarse y se puso a andar sin rumbo fijo. No es una mujer que le gusten las aglomeraciones de gente así que...si sale a pasear, lo hace por zonas poco concurridas.” Dijo intentando pensar, sin poder evitar que otra opción apareciese en su mente. “…Puede que pasase por aquí y que viese algo que el asesino no quería que viese.”
“Buscaremos por los alrededores. La encontraremos pronto y sabremos que ha pasado.”
***
“¿Shiho?”
Un pitido agudo se hizo constante en su mente, rodeada de la oscuridad de su conciencia. Sentía frío y el temblor de sus manos, pero apenas sentía fuerzas para parpadear.
“Shiho”
El pitido se fue transformando en un fuerte dolor de cabeza y apretó los ojos para intentar recuperarse de ese trance, pero se notaba mareada y con la visión borrosa.
“¡Shiho!”
¿La estaban llamando? Parecía un grito, pero ella apenas lo escuchaba como un susurro. Parpadeó varias veces para intentar aclarar su vista. No reconocía la habitación en la que se encontraba y apenas tenía fuerzas para levantarse del suelo. ¿Otra laguna? Esperaba no estar muy lejos de casa.
Se sentía agotada.
“¿Estás bien?”
Notó como le ayudaban a sentarse en el suelo y se giró para ver a los ojos del detective mirarla lleno de preocupación.
“¿Qué has hecho?” Le preguntó alarmado, con los ojos como platos.
“¿Qué ha pasado?” Preguntó ella acariciándose la cabeza.
Kudo cerró la boca formando una línea recta a la vez que giraba la cabeza para clavar la mirada en otro punto de la habitación.
Shiho le siguió con la mirada y sus manos se pusieron a temblar cuando vieron al hombre que yacía muerto a pocos metros de ella con un tiro en la frente.
“¿Qué?” Preguntó completamente sorprendida.
“Ha habido un asesinato en la playa y hemos encontrado tu móvil en la escena del crimen.”
“¿Mi móvil?” Preguntó completamente confundida, pero el detective siguió hablando antes de que ella pudiese seguir preguntando.
“Nos alertaron de que habían echo una reserva en este hotel a tu nombre y cuando hemos llegado…te hemos encontrado inconsciente con la pistola de ambos crimenes en la mano.” Explicó con un tono triste y molesto, sin saber como o qué debía pensar al respecto.
“Yo…yo no he matado a nadie.” Negó con la cabeza mientras se apretaba las sientes intentando recordar algo sobre las horas anteriores. Pero todo se nublaba después de recordar sus pies acariciar el rompeolas. Y el mareo que sentía solo crecía.
“¿Qué ha pasado entonces?” Le preguntó un poco desesperado.
“No lo sé.” Contestó llena de impotencia, alterándose más a cada segundo que pasaba. “¡No lo recuerdo!”
“Está bien. Tranquilízate.” Dijo acercándola a él para envolver su brazo en su hombro.
Pero ella no se calmaba.
El pitido de su cabeza tapó hasta el sonido de sus gritos y sus ojos la adentraron de nuevo en la oscuridad aun en los brazos del detective.
***
“¿Sabes lo serio que es esto?” Le preguntó Akai con las manos en los bolsillos.
Pero ella seguía dandole la espalda, estirada en esa cama de hospital mientras intentaba interiormente deshacerse de la vergüenza que sentía.
“Yo no he matado a nadie.” Repitió ella minutos después.
“Eres la principal sospechosa, Miyano.”
“Tu trabajo es descubrir que ha pasado en realidad. Y la realidad, es que yo no he matado a esas personas.” Insistió molesta.
“Lo sabemos, Shiho.” Intervino su hermana intentando apoyarla, que estaba sentada en la silla de al lado de la cama. “Pero si recordases lo que pasó esa tarde…”
“¡Ya he dicho cien veces que no me acuerdo!” Contestó de mala gana, reincorporándose para sentarse y observarles mejor.
“Eso explica que cuando revisaron tus pertenencias al traerte a este hospital encontrasen esto, ¿no?” Intervino ahora el detective, acercándose a ella para dejar un pote de medicamentos prácticamente vacío en la mesita de su lado.
La vergüenza que sentía la pelirroja, creció al sentirse expuesta de esa manera.
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La otra cara de la noche
FanfictionEl último curso de instituto, era la última oportunidad de hacer todo aquello que no podrían hacer los futuros años como jóvenes adultos enredados en la universidad o en el trabajo. La última oportunidad de confesarte a tu primer amor, lanzarte haci...