CAP XVIII

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Kudo nunca podría entender ese vínculo tan fuerte y poderoso que había entre la relación de dos hermanos. Cómo si uno fuese el ángel de la guarda del otro, destinado a estar ahí para sacarle a flote o apoyarle aún tomando las peores decisiones. Una conexión de sangre para toda la vida, fuera del ámbito romántico, pero con la misma fuerza y amor.

Intentando dar hasta tu propia respiración con tal de que el otro pudiese respirar.

No lo entendía, hasta ese punto no. Él siempre había sido hijo único. Lo más parecido a una hermana que había tenido, era Ran. Y con el paso de los años, había aparecido la atracción amorosa entre ellos.

Bajó un poco la cabeza para no notar la mirada de preocupación y cierta desesperación con la que Akemi le estaba mirando. "Entonces...¿La has visto?" Preguntó inclinando su cuerpo a la mesa para apoyar los codos y prestar más atención al moreno que acababa de llegar.

"Sí...vino a mi casa la otra noche."

"¿A tú casa?" Preguntó Akai confundido, mirando a Jodie de reojo.

"Sí...no me esperaba que fuese a aparecer de esta manera, pero apareció hace dos noches bajo aquella tormenta tan fuerte que cayó en la ciudad." Recordó.

"¿Cómo la viste? ¿Cómo está?" Preguntó Akemi impaciente.

Shinichi dudó en decir o no la verdad. Quería ayudar, sí, pero tampoco pretendía decirles que había tenido una sesión de besos con la pelirroja. Le era muy fácil volver a recordarlo todo...sus ojos de mirada desesperada, cómo oscurecía su pelo rojizo cuando se empapaba de lluvia, el calor de su piel y la sincronización de su lengua.

"Bueno..." Empezó sin saber bien como contestar. ¿Cómo la había visto ese día? Sabía que algo le había pasado, pero de nuevo, no sabía nada. Tenía grabada tras la retina la imagen de sus ojos. "...es una mujer difícil de leer." Dijo finalmente, decidiendo no mojarse.

"Tuvo que ir a tu casa por algo...ella no toma ese tipo de decisiones sin un motivo, la conozco demasiado bien. Siempre es arriesgado intentar ocultar tus movimientos a la organización y más tratándose de alguien como ella." Dijo insatisfecha por su respuesta. "¿Por qué iría sino iría a la casa de un detective?"

"Estaba diferente." Contestó sin mirarla fijamente, concentrado en la noche que volvía a revivir. "Creo que lo hizo como una vía de escape." Dijo intentando encontrarle la lógica.

"¿Vía de escape?... ¿Hacer el que? ¿A qué te refieres? ¿Por qué dices eso?" Preguntó Akai alzando una ceja.

"Creo que se sentía mal, con ella misma o con algo relacionado a ese mundo o puede que simplemente estuviera de bajón o extrañase a Akemi. Pero lo que creo, es que vino a Beika para olvidar un poco ese mundo con ese falso alias que había inventado conmigo." Contestó pensando sobre todo eso por primera vez, entrecerrando los ojos con la mirada posada en algún punto de la habitación.

"¿Te dijo algo sobre ello?" Preguntó su hermana con un tono preocupado, imaginándose cualquier escenario en su cabeza.

"No...apenas se quedó quince minutos. Abrió la boca un par de veces con intención de decir algo. "Pero..." Intentó hablar sintiendo cosquillas sobre sus labios. "...al final se marchó tan rápido como llegó."

Akemi suspiró con la mano sobre su boca, intentando no morderse las uñas ante los nervios que pasaba cada vez que su hermana entraba en las conversaciones.

"¿Pudiste ponerle el localizador?" Preguntó Akai abriendo el portátil para empezar a toquetearlo y teclear con rapidez.

"Sí, aproveché en el momento en que fue al baño para cambiarse y se lo puse entre la plantilla y la suela de sus zapatos. No quería arriesgarme y colocárselo en la ropa, creo que lo hubiese notado al desvestirse. "

La otra cara de la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora