CAP XX

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"Yo...yo..." Sólo podía tartamudear. Las palabras se le enredaban en la lengua antes de poder expulsarlas.

"Shinichi, no puedo aguantarlo más ni pretender seguir escondiéndolo. Estoy cansada...tú...¿Me quieres cómo para poder centrar tu vida en mi, por encima de esos misterios que te alejan de nosotros? ¿Sientes lo mismo que siento yo por ti? Porqué necesito saberlo, no sé cuanto tiempo más voy a poder vivir de las esperanzas que crea mi cabeza."

Kudo la miró antes de girar su cabeza para ver a la rubia esperarle en el interior del coche, dando toques al volante intentando contener la prisa que tenía. No era el mejor momento para hablar de todo eso, no podía centrarse en ella ahora que la idea de poder acabar con ese mundo oscuro ocupaba toda su mente. No podía dedicarle el tiempo que necesitaba.

"Mis acciones son reales, Ran. Eres muy especial para mí." Repitió, pero ella le cortó antes de que continuase.

"¿Pero eso que significa? Soy especial para ti, pero, ¿Significa eso que me quieres?" Insistió. Después de tantos años a su alrededor, necesitaba una respuesta más clara. Se la merecía.

"Ran, no puedo quedarme a hablar de esto ahora..." Dijo volviendo a mirar a la rubia de reojo. "Podemos hablarlo mañana cu-"

"¡No!¡Contéstame ahora!" Exigió.

"Mentiría si dijera que no tengo sentimientos por ti desde hace mucho tiempo, Ran. Y no son pequeños...pero, no puedo permitir que seamos algo más ahora y ponerte en peligro con una relación. No en este momento. El caso en el que estoy trabajando ahora es m-"

Ran se secó las lágrimas con la manga de su jersey a la vez que empezó a reír fuertemente, dejando al joven detective un poco perplejo por su reacción.

"¿Qué clase de caso puede alejarte de esta manera?¿No puedes intentar comportarte como un adolescente normal en vez de comportarte como si fueras un adulto? Ni siquiera eres detective o policía de verdad, solo eres un chico de diecisiete te años joder."

"Sabes que no puedo evitarlo..."

"Entonces, tus sentimientos tampoco son tan fuertes como piensas o como los que yo tengo por ti...Al menos, ahora lo sé." Contestó con una sonrisa triste.

"No es eso, Ran."

"¿Entonces qué es? Explícate de una vez."

"Ran, yo...Nos vemos en otro momento. Lo siento." Contestó él sin poder esperar más, volteándose para correr hacia el coche.

Y la morena se marchó molesta dandole la espalda, caminando más lento que su paso normal, esperando profundamente que la persona que amaba gritara su nombre de nuevo y corriese hasta ella para rogarle que no se marchara sin él, que su amor sí que era fuerte.

Pero la brisa que pasó a su lado, fue cortada por el Mercedes blanco que arrancó rápidamente segundos después, dejándola sola y con el corazón cuarteado. Otra vez.

Sacó su teléfono y buscó en su agenda hasta marcar un contacto, con la visión borrosa por las lágrimas que no querían dejar de caer.

"Sonoko..." Dijo con una voz apagada. "Sí, estoy bien..." Mintió. "¿Estás ocupada?¿Te apetece venir al cine conmigo?"

***

El Mercedes corrió por las calles de Tokio mientras los dos pasajeros se ponían al día. Habían parado en la carpa del FBI para que la rubia pudiese acabar de coordinar a su grupo y ponerse un buen traje o en su caso, ponerse un chaleco anti balas bajo su camisa antes de adentrarse todos de nuevo a la carretera para dirigirse al mismo punto de la ciudad.

La otra cara de la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora