Shinichi jugó con la lata vacía de café, manteniendo el silencio después de todas las declaraciones que estaba escuchando ese día.
Se habían marchado del restaurante antes de que la pareja lo hiciese. Un agente el FBI junto a un estudiante, no podían hacer nada contra esos dos miembros altamente calificados y entrenados.
"No podemos retroceder después de llegar hasta aquí." Le explicó Akai al notar como su rostro estaba más serio que las otras veces que hablaban sobre el caso. "Tenemos que aprovecharnos de la situación."
El joven detective asintió sin poder apartar esa sensación tan desagradable que era el engaño. Era capaz de descubrir los secretos que la gente tanto desea ocultar, cómo si se tratase de algo tan sencillo como respirar, y a la vez, se consideraba un experto en leer la máscara que la gente solía poner sobre sus rostros. Chocar contra una mentira cómo esa, le hacía sentir como si hubiese estado actuado junto el elenco de una obra de teatro. Una en la que ella había encaminado a su terreno por propio interés, siendo completamente consciente de cada falacia que había salido de sus labios. Se sentía un principiante cuando cometía este tipo de errores.
La primera norma, era estar siempre alerta.
Pero seguía sin entender muchas cosas. ¿Por qué se había comportado así junto a él? Sus encuentros tampoco habían sido extraños, no habían tenido conversaciones fuera de lo común, ni habían hablado sobre asesinatos o la policía. ¿Su objetivo era ganarse su confianza? No, no podía ser eso. Ella había sido muy reacia con él desde el principio, no quería ni acerarse. Había sido él, quien después de insistir cada una de las veces, había conseguido que ella no se alejase cómo su instinto le pedía hacer.
Entonces...¿Por qué?
Arrugó la lata y la encanastó en la basura que había al lado de la puerta.
"¿Crees que podrías ayudarnos a acercarnos a ella?" Preguntó Jodie, que había llegado hacía poco del festival del instituto.
"¿Cómo queréis que haga eso?" Preguntó alzando una ceja. Estaba molesto con ella, él era un hombre que valoraba mucho la sinceridad y sus mentiras sonaban demasiado naturales sobre sus labios. ¿Cómo descubriría que era real y que no?
"Bueno, tenemos una gran ayuda a nuestro favor, no estamos en desventaja." Dijo Akai mirando hacia la puerta, un par de segundos antes de que se abriese para que una mujer, de unos veintimuchos o treinta y pocos, entrase con una sonrisa amable a la sala y se sentase en la silla vacía justo al lado de Akai.
Shinichi la observó detenidamente, no quería volver a perderse ni un solo detalle de nada. Esto no se trataba de un simple caso como los que resolvía diariamente. No se trataba de una broma si el FBI estaba en Japón trabajando en secreto de esa manera. Y él, iba a aprovechar la oportunidad para demostrarle a todos que llevaba ese oficio en la sangre y que había nacido para eso.
"Hola." Le saludó un poco nerviosa. "Me llamo Akemi. Akemi Miyano."
Los ojos de Kudo se abrieron a la vez que la señalaba. "¿Tú..."
"Sí. Soy la hermana mayor de Shiho." Dijo igual de nerviosa. Seguía poniéndose tensa rodeada de tanto agente, no era fácil olvidar la vida rodeada de criminales de la que venía.
"Nuestra idea desde un principio, era poder liberar a las hermanas Miyano, antes de poder ir a todas contra los cargos superiores." Le explicó Jodie. "Pero Sherry es una persona demasiado desconfiada y en el momento de ejecutar el trabajo, se nos escapó de las manos y huyó."
"No lo entiendo, ¿Queréis liberar a una criminal?" Preguntó Shinichi sin entenderlo. Había leído su ficha personal y era mucho más turbia que la mayoría de los criminales que él solía tratar.
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La otra cara de la noche
FanfictionEl último curso de instituto, era la última oportunidad de hacer todo aquello que no podrían hacer los futuros años como jóvenes adultos enredados en la universidad o en el trabajo. La última oportunidad de confesarte a tu primer amor, lanzarte haci...