CAP VII

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"Te dije que no podías utilizarlo cuando te viniese en gana, no tenías mi consentimiento para hacer tal cosa. No es ni un prototipo, aún está en fase experimental." Comentó Sherry molesta. "¿Me explicas qué es esto? Ni siquiera estamos seguros que la policía no pueda detectarlo." Dijo dejando el periódico sobre la mesa que estaba entre ellos dos, sintiendo más rabia que miedo hacia él. Siempre la engañaba y se acababa saliendo con la suya. Pero con ese veneno no podía jugar.

Tres cadáveres encontrados en vías públicas por paros cardiacos las últimas semanas, ¿Coincidencia o hay algo que la policía no ve?

Los periodistas siempre se agarraban de cualquier hilo del que pudiesen tirar, por insignificante que fuese la noticia. Y Gin, les había dado algo con lo que jugar. Esta vez, había actuado precipitadamente. No quería llamar la atención de la policía más de lo necesario y si seguían apareciendo cuerpos sin explicaciones coherentes, aunque se tratasen de muertes supuestamente naturales, no tardarían en tenerlos a todos detrás.

El rubio le dejó hablar hasta el final y no pudo evitar reír al ver la noticia en una columna de la portada, a él, no le preocupaba en absoluto. Se sacó un cigarro del paquete del bolsillo de su gabardina y se lo puso sobre los labios, tentado fuertemente a encenderlo pero evitándolo al encontrarse dentro en el laboratorio. No quería que la pelirroja se molestase aún más con él si quería seguir sacándole la apotoxina, aunque en parte, le gustaba sacarla de quicio. Había aprendido a saber cómo llevarla después de tantos años.

"No tenía tu consentimiento, pero sí el de esa persona. Y fue más que suficiente en ese momento." Dijo acercándose un poco más a ella. "Vamos Sherry... no me subestimes, sabes que mis trabajos son siempre impolutos. Les di el veneno de manera que lo ingiriesen inconscientemente minutos después, lejos de cualquier cosa que los involucre con nosotros. Ha sido fácil. Y las autopsias están limpias, créeme, ya he mandado a alguien a comprobado. Deberías alegrarte de ello, el prototipo es eficaz y lo más probable es que pueda finalizar la fase de prueba en poco."

"Si alguien tiene que decidir eso, seré yo misma. No puedes sobrepasarme en situaciones como esta, siempre hay un motivo por el cual está en proceso. No está acabado, Gin. " Contestó ella cruzando los brazos, igual de molesta. "No te di permiso para llevártelo, aún no conozco los efectos secundarios que puede tener, la ciencia necesita su tiempo, al menos un poco más del que tu ansias desearían."

"No te preocupes, te he traído a alguien con quien podrás acabar de testar el veneno." Dijo ampliando su sonrisa, intentando hacer desaparecer su enfado, pero no podía negarlo, se veía muy bien frunciendo el ceño de esa manera.

Ella le miró confusa, con una ceja alzada sin saber bien a que se refería pero sin dejar atrás su enfado.

"Aquí tienes el expediente." Le explicó sacando unos papeles del interior de su gabardina. "Trabajaba para nosotros como asesino a sueldo, pero sus cualidades ya no sirven de nada...ahora, es tu nuevo conejillo de Indias." Le comentó dejando los papeles sobre la mesa. "Puedes empezar cuando quieras."

Sherry desvió su mirada a la imagen de los folios, impactada por unos segundos. Todos su objetos de prueba habían sido ratas y otros animales de laboratorio y aunque no disfrutase esa parte de su trabajo, prefería eso a un humano real. Era la parte de su trabajo más impactante.

"¿Quieres que pruebe con él la apotoxina?" Preguntó confusa.

"¿No es lo que necesitas? Hacer las pruebas finales, con objetivos reales, ¿no?" Le preguntó alzando una ceja. "¿No estás ansiosa por llegar a ver los frutos de tu creación?¿Lo que tu droga puede llegar a hacer?" Le preguntó disfrutando del miedo que ella pretendía esconder.

La otra cara de la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora