CAP XXIV

183 17 7
                                    

"¿Ran?¡¿Qué haces aquí?!" Preguntó Kudo completamente asustado mientras veía la barra de metal dejar de rodar cerca de ellos.

La morena se quedó parada al ser descubierta y sintió como el cuerpo le temblaba con más fuerza al ver al rubio sonreír y cambiar la trayectoria de su pistola para acabar apuntándola a ella.

"Vaya, vaya...¿Otra amante?" Preguntó disfrutando del miedo de esa joven. "Eres muy avaricioso detective, queriendo a dos mujeres para ti."

"¡Ni se te ocurra acercarte a ella!¡No me conoces!" Chilló el detective con furia. Pero el rubio se volvió a girar hacia él para dispararle en el brazo y hacer que su pistola resbalase lejos de él.

"¡Shinichi!" Gritó Ran su nombre acercándose a él corriendo, cosa que el rubio aprovechó para apuntar hacia ella.

"¡Cuidado, Ran!" Le advirtió la pelirroja antes de cerrar los ojos y disparar.

La morena llegó a su amigo para abrazarlo y llorar con fuerza y el silencio volvió a instalarse en su alrededor.

Sherry sentía su corazón latir con tanta fuerza, que tenía hasta miedo a que le estallase del pecho. Abrió los ojos con cierto temor y suspiró al ver al rubio caer lentamente con la mano en el pecho a la vez que la morena lloraba asustada pero a salvo entre los brazos del detective.

No le había dado exactamente en el corazón, ni siquiera había podido apuntar con claridad al disparar, pero sabía que el disparo era lo suficiente acertado como para que el rubio no pudiese salir de esta. Su pecho sangraba con fuerza y su respiración era cada vez más pesada.

Frunció el ceño al recordar las pesadillas que se acababan con esa bala. Sólo podía pensar en cada una de las cosas que había tenido que vivir en esa oscuridad, pasaban como flashes en su cabeza a una velocidad acelerada.

Ella solo había sido una creación para ellos. La habían moldeado a su gusto desde que había sido capaz de dar sus primeros pasos. Se lo habían quitado todo, incluso su propia personalidad.

No le daba pena ver al rubio en ese estado, no lao disfrutaba tampoco,  pero no le impactaba como todas las demás. Gin era la persona más fría e insensible que había conocido y había matado a tanta gente, que no podía ni recordarlo. Era de las personas que solo tenía una lista de enemigos, que crecía sin cesar.

La sorpresa, era que ella había sido la tiradora de esa bala.

"Se ha acabado, Shiho. Akai viene de camino." Le avisó el detective con una sonrisa satisfactoria mientras la morena le atendía las heridas como podía.

La pelirroja le medio sonrió y volvió su mirada hacia el cielo, donde las estrellas seguían brillando. Las estrellas siempre brillan, aunque estén tapadas o no las veamos, su brillo no deja de relucir. Pero... ¿De verdad se había acabado?

Podía seguir corriendo y huyendo de los agentes que pronto invadirían la terraza, ¿Pero de qué servía huir toda la vida?

"La noche acabará pronto..." Dijo Gin medio consciente, sorprendiendo a la pelirroja y disparando su última bala antes de que sus ojos se cerraran. "...nuestras vidas también."

Sherry escuchó el disparo resonar en sus oídos y acercó un brazo hacia su torso al notar la sangre bañar el vestido. Los pulmones le ardían y no era capaz de dar una bocanada de aire.

"¡Shiho!"

Escuchó al detective llamarle, pero su visión se volvió oscura segundos después.

***

"¡Shiho! Ven a jugar con nosotros." Le llamó su hermana desde la pista de futbol, pero la pequeña pelirroja sentada bajo un árbol, negó con la cabeza rápidamente . Los deportes, no era algo que se le diese muy bien o le interesase.

La otra cara de la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora