CAP XXXIX

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Kudo fue el primero en despertar, incluso antes de que la alarma sonase, por más extraño que pareciese. Se quedó un rato remoloneando en la cama mientras escuchaba la respiración tranquila de la pelirroja dormida a su lado. Era muy reconfortante verla dormir de esa manera, así que aprovechó para leer un poco antes de despertarla.

Se levantó de la cama sigilosamente y se acercó a su estantería. No tenía muchas pertenencias en casa del profesor, pero al haber pasado tantas semanas ahí, parecía que había acumulado más que un par de libros. Sacó uno sin mirar ni el nombre y lo ojeó apoyado en la estantería.

"¿Despierto antes de las diez?" La escuchó preguntar con confusión.

El moreno apartó el libro para observarla, ya despierta y enredada entre las sábanas blancas, con la cabeza apoyada en su brazo recostado.

"Que no sea una persona madrugadora, no significa que nunca me despierte pronto." Respondió con una media sonrisa. Pero ambos sabían que esa noche, ninguno de los dos podría conciliar el sueño muy bien. Sus cabezas no habían dejado de imaginar cada escenario que podía suceder y no habían conseguido que el runrún de su mente les dejase tranquilos ni un segundo. ¿Y si esto? ¿Y si lo otro? Y una infinidad de preguntas más.

Shinichi le sonrió más ampliamente y dejó el libro en su sitio antes de volver hacia ella para sentarse a su lado. Ella puso su cabeza sobre sus piernas y él empezó a acariciarle el pelo.

"¿Quieres ir a cenar fuera esta noche?" Le preguntó Kudo para no hablar sobre el tema.

"No hace falta que sigas con esto mucho más, el juicio habrá acabado esta tarde." Comentó sacudiendo la cabeza antes de reincorporarse y quedarse sentada a su lado.

"¿Qué? ¿Con esto? ¿De qué hablas?" Preguntó él inclinando la cabeza con confusión.

"De esto." Repitió ella apretando la sábana a su cuerpo mientras miraba hacia la cama. "No tiene sentido seguir con esto después de esta tarde. Agradezco tu ayuda y el apoyo que me has dado, pero tú sigues siendo detective y yo voy a ir a la corte a ser juzgada. No tiene lógica, lo mires por donde lo mires."

"Espera, espera." Le frenó antes de que siguiese diciendo esas cosas, sin dejar de negar con la cabeza. "¿Quieres dejar de tener ninguna relación conmigo una vez salgamos del juzgado? ¿Que no nos volvamos a ver?"

"Hemos hablado muchas veces sobre esto... ¿Cuánto tiempo más pretendías alargar esto?" Le preguntó ella con el ceño fruncido.

"No lo sé, todo el tiempo que haga falta mientras estemos a gusto el uno con el otro. Te dije que me gustabas, ¿tan difícil es de creer?"

"Vamos Kudo, creo que ambos sabemos que esto es un sin sentido ¿Por qué te molesta? ¿No has conseguido ya lo que querías?"

Shinichi apretó los puños frente sus palabras y resopló con desagrado. "No eres consciente de las tonterías que estás diciendo...estoy flipando. ¿Crees que solo me quedaba ahí para poder acostarme contigo? Pensaba que nos conocíamos un poco mejor, Miyano."

"Y nos conocemos. Por eso, sabrás igual que yo, que esto no se aguanta por ningún lado. Has casi abandonado tus estudios por un caso y no creo que puedas tomarte mucho más tiempo antes de volver a tus escenas del crimen e instituto. Nuestras vidas no se perecen en nada."

El detective se levantó de la cama buscando rápido su camiseta para ponérsela. Y a ella no parecía importarle, ni le miraba. Él esperaba que Shiho le frenara, pero no hacía más que echarle con sus palabras. Entendía el mensaje, no lo quería a su lado.

"Tienes razón. Nos vemos en el juzgado." Contestó marchándose de su habitación sin volver a girarse hacia ella.

***

La otra cara de la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora