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Porque este amor sólo se hace más
fuerte, así que no quiero esperar más
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ANASTASYA DESCANSABA EN EL SUELO, SECANDO EL SUDOR DE SU FRENTE.
Miraba al dragón frente a ella con una sonrisa satisfecha al poder establecer un vínculo mayor. Estaba con más rasguños y con la ropa sucia, pero no era algo que le importara, sino que estaba enfocada en el cálido día que tenían en Brasil, pero una sonrisa triste apareció en su rostro hasta volverse una mueca.
Llevaba días pensando en si estaba completamente bien con su vida en Brasil. No era que no le gustase, Merlín, claro que le gustaba, adoraba estar ahí, con su gente y sus criaturas, con todo el desastre que había en el santuario y aprendiendo más cosas, pero no se terminaba de sentir como en casa. Extrañaba a sus amigos y su familia, a Sirius, por supuesto, pero, por otro lado, sabía que su trabajo siempre sería así.
— ¿Estás segura de que usar botines de tacón es una buena idea en este trabajo?
Anastasya sonrió de lado. — Tío Vlad, si me compro zapatos tan geniales son para usarlos a todo terreno.
— Esa es mi sobrina. ¿Me dirás qué te tiene así?
— No sé de qué hablas.
— ¿No? Llevas sentada aquí hace horas, Stassy — miró al dragón frente a ellos, descansando, y se sentó al lado de su sobrina con un suspiro —. Cuando eras pequeña, y te pasaba algo, y no querías contarlo, solías quedarte sentada frente a alguna criatura de las que hubiese en el santuario o en el jardín. Podías estar horas y horas simplemente observando, y luego yo me sentaba contigo, nos quedábamos en silencio hasta que decidías que querías hablar.
— ¿Qué pasa si me equivoco?
— ¿Con qué?
— Con todo — dejó salir un suspiro —. Amo mi trabajo y lo que hago, siempre lo he querido..., y nada se siente como debería. Siento que todo lo he hecho mal.
— ¿Eso crees?
— Quiero proteger a Alyssa, Vlad, y no sé si pueda. ¿Viste El Profeta? ¡Yelena está muerta! — apretó los dientes, viendo a Vladimir con los ojos brillantes por las lágrimas retenidas. Su tío tragó fuerte, pensando que la noticia no había sido vista —. La dejaron en una zanja, con una maldición asesina. La habían torturado — comenzó a respirar agitadamente, intentando retener el sollozo —. Sé que debería odiarla, y la odio, pero el pasado no cambia y uno debe avanzar. Nunca podré olvidar lo que pasó, pero puedo aprender de eso y seguir... y ella me pidió que cuidara de Alyssa, y sé que pude decir que no, pero...