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Y me pregunto cómo es ser
amado por ti.
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ANDREI SONRIÓ BURLÓN AL PERCATARSE DE LO MÁS EXTRAÑO QUE PUDO IMAGINAR.
Veía a la rubia Slytherin fruncir el ceño y pelear contra sí misma, como si no pudiese ganar la batalla, y terminó por sentarse en el sofá con un gemido de rabia y frustración. Se acercó y sentó a su lado, tendiéndole una varita de regaliz para aminorar su molestia, también rio al verla morder como si se tratase de alguien.
— ¿Qué te pasa? Usualmente estás de mal humor y nunca quieres cooperar, y quieres destruir el mundo — lo meditó —, pero creo que hoy, es más.
— Y no te equivocas.
— ¿Qué pasó ahora? — preguntó interesado. Pronto frunció el ceño —. ¿Quién te hizo algo?
Para la rubia, estar en su último año, no era sencillo; principalmente, porque todos los que conocía se habían ido el semestre anterior, y aunque extrañaba a sus amigos, sabía que aún tenía personas. Ver a Sirius los sábados en Hogsmade y escuchar sus bromas, era de gran ayuda, pero se preocupaba más sabiendo que estaba en la Orden del Fénix y que batallaba día a día por un mundo mejor.
Gigi tenía suerte de no verse involucrada en eso, aún, pero no quitaba la importancia de entrenar para ella. Se había vuelto decente en la lucha de esgrima y los hechizos avanzados, pero no quería decir que no le aterrara la idea de volver a enfrentar a los mortífagos. Estaba completamente horrorizada.
— ¡Nadie me ha hecho nada!... Aún.
— ¿Entonces?
— Es raro hablarlo contigo.
— Bien — se encogió de hombros —. Stassy está en su castigo con McGonagall, Tals está estudiando y puedo ir por Alek si eso te hace sentir mejor.
