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Estás haciendo que el típico yo
rompa mis típicas reglas, de verdad,
soy un tonto por ti.
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JOE SELWYN MIRABA EMBOBADO A SU NOVIA EN EL JUEGO DE QUIDDITCH DE AQUEL VIERNES.
La chica se movía en la escoba con rapidez y con agilidad, ignorando a los jugadores que querían derribarla, aunque ella ni siquiera había visto la snitch. Sin embargo, era el día de la estrategia de James y debía actuar cómo siempre hacía en los partidos.
— ¡Potter anotó cien puntos! — Dalton, el relator de Gryffindor, gritó —. ¡GRYFFINDOR MANDA!... ¿qué dice, profesora McGonagall?... No, no tengo hambre... ¡Ah! no me decía eso... ¡ESO BLACK, GOLPEALO!... Sí, lo siento, profesora... sí... sí... ¡WILD ANOTA PUNTO!... Black, Potter. Potter, Black... ¡Punto para Slytherin!... Sirius, debiste detener a tu jodido hermano... ¡Lo siento, profesora McGonagall, ya no diré eso!
— Dalton nació para relatar partidos. — Alexei comentó; tenía banderines rojos y dorados en la mano derecha y en la izquierda banderines verdes y plateados.
— Sí... lo que digas...
Alexei codeó a su mejor amigo para que dejara de mirar a su hermana menor, viéndose jodidamente bien siendo competitiva; Alexei no lo iba a admitir, pero Joe tenía razón al decir que Anastasya era demasiado buena en este juego, siempre lo había sabido.
Pero Aleksander no se quedaba atrás.
El Slytherin era tan rápido y fuerte que era el mejor golpeador de su casa, lo cual era bien alabado por sus compañeros, y era el refuerzo de Regulus en el momento de protegerlo de cualquier cosa. Tal como Sirius cuidaba de la espalda de Anastasya cuando debía.
— Annya y James, equipo asombroso, admítelo. — Marlene codeó a Lily amistosamente, escuchando la risa de Remus.
— Annya es asombrosa, James no está mal, pero le falta. — Contestó con una mueca de disgusto —. ¡¡CUIDADO, ANNYA!! BLACK, HAZ TU TRABAJO.
