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Mientras más te conozco,
más te deseo.
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CIERTA CASTAÑA SOLTÓ UNA RISA AL VER A SUS HERMANOS MENORES DISCUTIR ENTRE ELLOS POR ALGO OCURRIDO EN SU SALA COMÚN.
Aleksander, como siempre, mantenía una mirada neutral y relajada ante el enojo de su hermano menor, el que parecía a punto de estallar. No comprendía cómo podían ser hermanos y tener tantas diferencias entre sí.
— Vamos, Andrei, ¿cuándo he hecho algo precipitado o irresponsable?
— ¡Tengo una lista, Aleksander Perseo! — frunció el ceño, enfadadísimo —. ¡Alfabetizada!
— Exageras.
— ¿No les parece divertido esto? — preguntó Antalya, soltando una pequeña risa —. Es como si un bebé te estuviese regañando.
— ¡No soy un bebé!
— ¡Aw! Ternurita. — Anastasya hizo un puchero enternecedor —. Ya dejen de molestarlo, mellizos, saben que ese bebé se vuelve el demonio cuando quiere.
— ¿De qué lado estás, Anastasya? — preguntó Andrei.
— Del que me dé más comida, pero ninguno está ofreciendo nada bueno. — Se encogió de hombros —. ¿Por qué están peleando ahora?
— Porque Andrei tiene miedo de que haga un hechizo mal. — Explicó, irritado y ofuscado —. Como si yo fuese un idiota.
— ¡No es cualquier hechizo!
— Que sí.
— Que no.
— ¡Ya! — chilló Antalya —. Ustedes son un dolor de cabeza gigante para mí y toda la población de Hogwarts.
— Artes oscuras. — Aclaró Aleksander a su hermana mayor —. Reggie me pidió ayuda para perfeccionar algo.
Anastasya frunció el ceño. — Sabes que tenemos prohibido realizar magia negra en cualquier lugar que no sea casa, bajo la supervisión de nuestros padres.
