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Mi castillo se derrumbó de la
noche a la mañana.
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SIRIUS SE PASÓ LAS MANOS POR EL ROSTRO, FRUSTRADO Y ENFADADO.
Cuando apareció en su casa, a la mañana siguiente, se topó con Marlene cuidado de Alyssa y la niña no paraba de llorar y preguntar por su madre. Marlene lo abofeteó tan fuerte que Sirius estaba seguro le había hecho ver estrellas. Le tapó los oídos a la rubia y le explicó todo entre susurros y gritos, Sirius creía que la bofetada había sido poco. Su novia estaba en el hospital grave desde la noche anterior.
Mientras él estaba con James y Lily, su novia estaba luchando entre la vida y la muerte.
Remus no lo quiso ver ni contar nada. Simplemente lo ignoró y Sirius sabía que se lo merecía, joder, lo sabía. En el hospital se encontró con Alexei, Aleksander y Andrei, por supuesto, Aleksander estaba dentro de urgencias, viendo a su hermana y velando por su bienestar, negado completamente a que la vida la abandonara, mientras los otros estaban esperando alguna clase de información.
— ¿Quieres un café? — le ofreció Alexei, con voz dura. Alexei quería golpearlo, sin embargo, era suficiente para Sirius, el chico no sabía nada de sus hijos y de su novia —. Tómalo, te hará bien.
— ¿Qué pasó?
— Llegué tarde. Eso pasó.
— No, no eso. Quiero saber cómo terminó de esa forma.
Alexei suspiró. — ¿Qué te contó Marlene?
— Me dijo que fui un imbécil por no responder los patronus. Me necesitaban y no hice nada. Me dijo que las cosas salieron mal y Anastasya obligó a Remus a desaparecer con Alyssa. Ella se quedó.
— No pudo detenerlos más tiempo. Estaba débil.
— ¿Cómo está?
— Sirius... — dijo con calma — No están bien. Los bebés no están bien.
