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Todo lo que hice fue dar lo mejor,
¿Así es cómo me agradecerán?
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HARRY ESTABA EN APRIETOS, PEOR DE LO QUE NUNCA HABÍA ESTADO.
Estaba solo, en la calle y había hecho flotar a su tía, había usado magia fuera de la escuela y lo expulsaría, y su primera reacción fue escapar de casa, sin siquiera querer buscar otra opción. No tenía dinero muggle, arrastraba su baúl y no sabía cómo llegar a casa de su madrina, la última vez fue con magia, y el collar... No, no, eso era para emergencias, pero... pero estaba en emergencias, quizá...
¿Era su idea o se sentía vigilado? Comenzó a mirar en todas direcciones, pero no estaba seguro, quizá era su imaginación. La calle estaba desierta y... aunque su varita alumbraba a la calle, él vio una silueta descomunal de algo grande con ojos grises y brillantes. Se echó para atrás, tropezó con el baúl y alargó el brazo para impedir la caída, pero la verita salió despedida de la mano y él aterrizó junto al bordillo de la acera.
— ¡Quítate de ahí, tonto!
Sintió el empuje de alguien para sacarlo de la calle. Se levantó con ayuda y respiró aliviado al ver a Aquila Markóvic-Romanov con una sonrisa ladeada y su ropa completamente negra, con una chaqueta de cuero que le había regalado él por su cumpleaños. Ella lo abrazó de inmediato, emocionada de verlo, pero Harry seguía mirando al callejón.
— ¿Qué haces con tu baúl aquí, Cuatro ojos?
— ¿Qué haces tú aquí, y tú mamá?
— Oh... Mamá no sabe que estoy aquí, me escapé. Nos peleamos un poco — susurró, pero volvió a su sonrisa —. ¿A dónde piensas ir? ¿Quieres que te lleve a casa? Aunque... uhm... No, no podemos ir a mi casa, estoy enfadada con mamá.
Cualquier cosa que dijera Harry se vio interrumpida por un vehículo de dos plantas que había salido de la nada. En el parabrisas había una inscripción en letras doradas que decía AUTUBÚS NOCTÁMBULO. Harry estaba aturdido por la caída y encontrar a su amiga de la nada, pero ella le sonreía amplio y fascinada al cobrador de uniforme rojo que saltaba del autobús, que hablaba sin mirar a nadie.
