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Cometí algunos errores de los
que me arrepiento cada noche.
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ALYSSA ESTABA RECARGADA EN EL PECHO DE CEDRIC, PREOCUPADA.
Todo había estado intenso y en pánico desde la doble agresión contra Justin y Nick Casi Decapitado. Curiosamente preocupaba más el destino de Nick que el de Justin, debido a que era un fantasma y nadie había visto algo similar. Todo el mundo quería volver a su casa para Navidad.
— ¿Ya decidiste qué hacer?
— Esta vez iré a casa — aseguró con una sonrisa triste —. Ya... ya tengo una idea de lo que averiguaba.
— ¿Es malo?
— No lo sé, depende de lo que mamá me diga — suspiró, acomodándose mejor en los brazos de su chico. Cedric le brindó un beso en la cabeza con cariño —. ¿Irás a casa?
— Definitivamente, ¿tus hermanos lo saben? Me refiero a que no estarás aquí.
— Le dije a Aquila y a los gemelos, así que de seguro Altair ya sabe.
Ambos se levantaron del suelo y el chico le dio vuelta para abrazarla de la cintura y ella desde el cuello, sonriéndose ampliamente. Alyssa se sentía muy feliz en los brazos de Cedric y le encantaba la sonrisa que le brindaba a escasos centímetros de su boca.
— Te echaré de menos.
— Qué romántico eres, Diggory — se burló, acercándose más, hasta darle un beso en la nariz —. Te echaré más de menos.
— Pero no más que a nosotros — se burló George Weasley, separándolos con una gran sonrisa, seguido de su hermano, quien tomó a Alyssa de los hombros —. ¿Dónde estabas? ¡Te buscamos por todo el santo lugar!
— Sí, Aly, ¿sabes lo difícil que es dar contigo? — Fred se quejó, aunque se rio cuando ella alzó una ceja —. Bien, mentira, fue sencillísimo dar contigo.
— ¿Por qué? — preguntó Cedric.
Los tres se miraron de manera cómplice y comenzaron a negar a la vez, entre risas. Cedric se cruzó de brazos y se dio por vencido, si había algo que sabía en qué perdería era en que los gemelos y Alyssa pudiesen decirle alguno de sus secretos. Ella jamás traicionaría la confianza de ellos ni ellos la de ella. El Mapa del Merodeador era un secreto para ellos, sólo de ellos.
