𝙸𝙸𝙸 - 𝚄𝚗 𝚒𝚝𝚊𝚕𝚒𝚊𝚗𝚘 𝚏𝚊𝚜𝚝𝚒𝚍𝚒𝚘𝚜𝚘

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『 Un italiano molesto 』

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『 Un italiano molesto 』

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Lia

Mi celular avisa que he recibido un mensaje a esta hora, pienso primeramente en Chayoung así que lo busco dentro de mi bolso y, enarco una ceja cuando en la pantalla resalta el nombre Vincenzo Cassano.

Desbloqueo el teléfono para poder leerlo:

De: Vincenzo Cassano
Tal vez no quisiste quedarte por cómo hice sentirte. Fui como le dijiste a él, un scemo.
¿Vas a querer matarme si te digo que estoy fuera de tu casa?

Parpadeo perpleja, vuelvo a leerlo no una, si no tres veces. ¿Acaso no le basta que haya tenido un día terrible y ahora quiere joderme la noche?
Bajo las escaleras con cuidado de no despertar a papá, aunque dudo mucho que eso suceda.

Llego hasta la puerta principal y veo a Vincenzo tambaleándose sobre sus talones.

—¿Qué haces aquí? —pregunto asombrada.

Intenta dar algunos pasos, tropezándose en el tercero y tengo que hacer maravillas para impedir que caiga al suelo. Cargo su cuerpo por debajo de sus hombros, logrando reincorporarse sin apartarse un milímetro.

—Vas... a matarme... ¿no es así? —arrastra sus palabras—. Esa es tu venganza, lo sé.

—¿Venganza de qué? Seguro papá fue el de la grandiosa idea de tomar makgeolli —pongo los ojos en blanco—. Vamos adentro.

Lo sujeto del brazo y comenzamos a avanzar sin hacer ruido, sin embargo, Vincenzo tropieza con unas macetas haciendo que una se rompa ante el impacto. Inhalo para evitar reprenderlo a gritos.

El reto llega cuando debemos subir las escaleras, donde vuelve a tropezarse a mitad de estas.

—Vincenzo, Vincenzo...

Ayudo a levantarlo, cuidando de sus pasos hasta por fin llegar al último escalón. Entramos a mi habitación y lo dejo sobre la cama para que pueda descansar ahí.
Apenas se recuesta, cae profundamente dormido. Lo cubro con mi manta y acerco las almohadas restantes en la orilla, para evitar que resbale.

Yo regreso al sillón donde estaba antes de levantarme a por mi celular, me hago un ovillo ahí y lo miro lo restante de la noche.

¿Hay que ser realmente desdichada para que te ocurran únicamente desgracias?

Empiezan a alzarse los rayos del sol para pintar de color violeta el cielo. Siento mis ojos pesados del cansancio pero no quiero perderme tan bello espectáculo.

—Lo lamento —escucho su voz somnolienta—. Por haberte molestado durante la noche.

Su cabello está despeinado y aún así, sigue luciendo encantador.

In love with the devil〘Vincenzo〙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora