𝚇𝚇𝚅𝙸𝙸 - 𝙸 𝚍𝚞𝚎 𝚗𝚎𝚖𝚎𝚌𝚒

2.8K 255 85
                                    

『 Los dos enemigos 』

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

『 Los dos enemigos 』

Nuestros labios están a nada de besarse cuando mi teléfono vibra dentro del saco y esto nos saca del trance en el que estamos sumergidos.

Si de por sí, aborrezco a Han-seok por lo que nos ha hecho hasta ahora —en especial a Lia—, tener que leer su nombre en la pantalla, me hace odiarlo más.

—¿Si? —pongo la llamada en altavoz.

—¿Qué hiciste? —habla furioso.

—Señor Jang Han-seok —rio sin ápice de humor—. ¿Se refiere al agua? Bueno, la pasé muy mal debido al agua cuando llegué a Corea. No tenía con quién desquitarme.

A mi mente viene lo tonto que fui por haber aceptado beber agua de un taxi en un país, prácticamente nuevo para mí.

»Pero fue muy fácil, así que no estoy tan satisfecho. Además, has osado interrumpir un momento tan importante para mí.

Siempre fracasas al intentar matarme. Parece que no eres tan bueno —dice entre dientes.

—No te hagas ilusiones. Te mantengo vivo a propósito —ella escucha atenta a pesar de saber de lo que estoy hablando—. La probé para asegurarme de que el efecto durara poco tiempo. De haber durado diez minutos, ya estarías entrando al infierno.

¿Por qué no me mataste?

—Porque preferimos verte sufrir primero, imbécil —interrumpe Lia con resentimiento y cuelga.

Comienza a caminar en dirección opuesta, voy tras ella sin saber qué decir a continuación. Logro posicionarme a su lado, se percata de mí presencia y se detiene.

—Gracias por acompañarme esta noche —su semblante cambia a uno neutro.

Espera a que yo diga algo que la haga quedarse y saber si ese beso hubiera sucedido, pero de mi boca sale un simple:

—Buenas noches, Lia.

───────◇───────

Lia

Me he quedado dormida y Chayoung ni siquiera intentó despertarme, es más, dejó el desayuno listo para cuando bajara a comer, junto con una nota donde se lee:

"Me debes una historia sobre cómo te fue anoche".

Conduzco y aparco en el estacionamiento cercano al edificio; camino hasta llegar al bufete donde mi hermana me recibe con un golpe en el hombro.

—¿Pero qué te sucede? —acaricio este para que disminuya el dolor momentáneo.

—¿Sabías lo del oro? —dice ella, más en modo afirmativo.

In love with the devil〘Vincenzo〙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora