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『 La reina 』
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Graziella la mira con la misma condescendencia que con Lia. Se acerca teniendo ese aire de superioridad que tanto la caracteriza pero Chayoung, no se amilana ante su presencia.
—Ah... eres la moza que trajo Lia de Corea —sonríe engreída—. Un placer igual.
—Vete de aquí. No eres bienvenida.
—No porque seas su hermana, tienes autoridad en esta casa —hace un ademán, indicándole que se quite del camino—. Aunque ahora que lo pienso, ¿le diste cierto poder a tu juguete ,Vincenzo?
—Suficiente.
Mi amiga se acerca a ella con toda la intención de brindarle una bofetada para hacerla callar. No obstante, Luca la abraza por detrás y su contacto, va tranquilizándola conforme pasan los segundos. Yo aprovecho a buscar la fotografía que tomó Alessia por mí esta mañana, y la mando a su teléfono, con el siguiente mensaje:
De: Número desconocido Te ves con el consigliere del bando enemigo. ¿Tu padre lo sabe?
Después de todo... sigo conservando mi número con lada coreana.
Ella revisa su teléfono y el rostro le cambia totalmente. Se queda ahí varios segundos, quizá procesado el mensaje o trayendo a su mente ese momento del día con exactitud, queriendo averiguar quienes conformaron su entorno.
—Graziella.
No reacciona ante el llamado de su nombre, sigue absorta; insisto una vez más, hasta que obtengo su atención. Procura guardar la compostura puesto que no está sola.
—Debo irme.
Abandona el estudio a paso veloz que incluso, tropieza con Chayoung de las mismas prisas. Ella tensa más su rostro y gesticula palabras, probablemente desagradables para su persona.
—¿Qué se cree esa mujer? ¡Eh! —lanza su cabello hacia atrás, liberando su estrés—. Y que cobarde. Prefiere salir corriendo a enfrentarnos.
—Lo que sea que recibió en su teléfono, logró asustarla.
—No es para menos —deslizo mi teléfono sobre el escritorio, permitiéndoles ver su contenido.
—¿Qué es esto? —pregunta Manolo, frunciendo el ceño.
