『 Nuevas sensaciones 』
Aguardo fuera del restaurante acordado. Miro el reloj de muñeca, faltan cinco minutos para que sean las ocho y ellos estén aquí.
Cuento los autos a mi alrededor, como si eso pudiera acelerar el tiempo.
Risas provienen calle abajo. Chayoung lidera la tercia, viste un vestido color amarillo pastel, Jun-woo un traje caqui y detrás de ella, atisbo uno rojo cereza. Lia está usando un vestido con manga larga y escote en V.
Tendrás que hacer un esfuerzo, Vincenzo.
—Hola, ¿te hicimos esperar mucho? Lo sentimos —se disculpa Chayoung.
—Descuiden. En realidad, no tiene mucho que llegué.
—Vale. Entremos o perderemos la reservación —interviene Jun-woo sonriendo.
Camina a la par junto con su amiga, dejando a Lia rezagada, quedándose parada justo a mi lado. Algo que debo admitir es que ese color hace resaltar su piel, haciéndola ver muy...
—Espero haber escogido el vestido adecuado para un lugar como este —dice, interrumpiendo mi ensimismamiento.
—Lo hiciste.
—Me es bueno saberlo —dice, un tanto decepcionada. Su boca forma una perfecta línea recta. Cabizbaja, camina hasta adentrarse al restaurante, dejándome solo.
Quizá esperaba oír otra respuesta.
Una vez adentro, tomamos asiento cerca de la ventana. Chayoung se encarga de pedir jjamppong y el más picante para celebrar el asenso de su amigo como socio en Wusang.
Después de diez minutos, nuestros platos llegan. Coloco la servilleta alrededor de mi cuello al igual que Jun-woo. Hemos indirectamente apostado, quién de los dos, tolera más el picante.
—¿Conseguiste algún caso?
—Si. Los ciervos hicieron una demanda.
—Vincenzo, ¿estás seguro de hacerlo? —pregunta Lia con discreción. Asiento convencido.
Cuando doy el primer sorbo de la sopa, un ardor sordo desciende por mi garganta hasta llegar al estómago. Me quedo paralizado una fracción de segundo. Trato de seguir la corriente en la conversación que tienen Chayoung y Jun-woo.
Los veo comer encantados, Lia lo hace con cautela, no despegando sus ojos de mí.—¿Qué tipo de demandas maneja en Italia?
—Conflictos empresariales y mediaciones.
—Debe haber sido duro. Y existe la mafia italiana.
—La verdad, la mafia —comienzo a salivar en exceso y mi tolerancia al picante se reduce— no se mete en la vida de la gente común ni en los negocios. Solo pelean entre ellos. No cruzan el límite.
ESTÃS LEYENDO
In love with the devilãVincenzoã
ЀаМÑОк: ⊠ðžð ðððð ð ððð ððð ððððð â ðð¡ðð§ ð²ðšð® ðððð¥ ðŠð² ð¡ððð ð¥ðšðšð€ ð¢ð§ððš ðŠð² ðð²ðð¬, ð¢ð'ð¬ ð°ð¡ðð«ð ðŠð² ðððŠðšð§ð¬ ð¡ð¢ðð. Si estás dispuesta a confiar en ese hombre con rostro encantador, asegúrate de que...