¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
『 Una caja fuerte 』
∴❈∴
—Hola, Bianca. Al fin te dejas ver desde la muerte de tu hermano —respondo su saludo de manera descortés.
—¿Me llamas por mi nombre y no por nuestro parentesco? Eres una mocosa insolente.
—Ya me lo han dicho.
Vincenzo ríe por lo bajo, recuerda a la perfección que él fue quien me llamó así el primer día que llegó a Geumga Plaza a reclamar el edificio.
—Eres igual de maleducada como tu madre. Y mira que estar aquí con un Cassano, después de que su anterior jefe los matara...
—Tal vez esté sucediendo lo que te dije, madre. Vincenzo, ¿cuánto le pagas a mi prima por estar contigo? —la cara de Greta muestra toda la malicia reflejada en esa pregunta.
Él da un paso adelante con toda la intención de responder pero lo detengo usando mi brazo y debo ejercer cierta fuerza para que no me venza.
—Ignóralas. Solo buscan provocarnos —murmuro. Él deja escapar un suspiro, liberando así su molestia.
—Lo haré porque me lo pides. Si vuelven a decir algo similar, no me contendré. No voy a permitir que te falten al respeto.
—Señoritas, nos estamos desviando de la verdadera razón por la cual estamos aquí... la caja fuerte de nuestra querida Lia —sonríe filoso.
—Sabes Lia que, muchos están buscándola también. Ahí hay demasiado dinero, joyas, documentos sobre propiedades, trabajos.
Prefiero ser la niña de ocho años que aún piensa que en su lugar hay demasiados juguetes; peluches y juegos de mesa.
—Y mientras ellos adivinan dónde está junto con su dueña, venimos a reclamarla como nuestra.
Detrás suyo, entran varios hombres armados formando una línea recta. Noto el cuerpo de Vincenzo tensarse, de pies a cabeza.
—Ve adentro —quiero objetar pero él lee mis intenciones—. Es una orden, Lia.
Intento decir algo y al escuchar todas su armas hacer su debida recarga, alguien detrás de mí, me lleva al interior de la casa. Mis ojos se encuentran con un Luca preocupado, arrastrándome hacia el segundo nivel.
—Esto es para ti —me entrega dos punzones finos—. Vincenzo dijo lo letal que puedes llegar a ser usando objetos filosos. Protégete ya que en esta ocasión, pueden abrir la caja inclusive tú estando muerta. ¿Entendido?
—Sí, consigliere.
Se queda sorprendido por el título que he usado para referirme a él. Esboza una sonrisa avergonzado y yo solo aplaudo en silencio.
—¿Dónde está Chayoung?
—Afuera con Giuseppe y Alessia —responde—. Mantente aquí lo necesario. Paolo ha traído a hombres que le eran fieles a Fabio, y a ellos, no les agrada que Vin y tú estén aliados.
