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『 Los orígenes del diablo pt. 2 』
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「Vincenzo」
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2 años antes. Milán, Italia...
Pruebo bocado con lentitud, mirando de reojo a papá mientras él saborea su platillo en completo silencio. Y uno muy nervioso para mí.
Cualquier cosa que vaya a compartir sobre ella —sea verdad o mentira—, va a ponerla en peligro. Hará tambalear el acuerdo entre mi amigo y yo.
—¿Qué hizo Lia durante el resto del día? —pregunta mostrando desinterés, aun cuando sé que muere por saber.
—En realidad nada. Estuvo poco más ahí y luego se fue a su hotel.
—¿Estuviste siguiendo a esa tonta? —interviene Paolo, desdeñoso—. No malgasten su tiempo en ella. Si viene a por nosotros, será demasiado fácil luchar contra ella.
—No es como nosotros. No pertenece a una mafia. Solo es alguien con una vida común.
Papá ríe, se limpia su boca usando la servilleta y bebe el poco vino de su copa para poder hablar.
—¿Somos tontos? Cualquiera puede manipular su información y actuar de distinta manera ante otras personas —dice frustrado—. Cuando buscan el momento idóneo, son capaces de matar por la espalda.
Pero Lia no es capaz de nada de eso. ¿Tan complicado es entenderlo? Tomando de referencia lo poco que ha hecho hoy, solo es alguien queriendo disfrutar su vida.
—No se dejen llevar por esa cara bonita. Porque si les sorprende usando armas, estarán perdidos. Usan ese encanto para enamorar a los hombres de la mafia.
Si eso llegara a suceder, lejos de enamorarme... va a alejarme. Ninguna mujer que pertenezca a este mundo, es bondadosa y leal. Son casi imposibles de hallar.
—Señor Cassano —se anuncia Beatrice—. El señor Massimo ha venido para hablar con usted. Es de carácter urgente.
—Llévalo a mi oficina. En un momento me reúno con él —indica gentil. Se levanta, dejándonos nuevamente a Paolo y a mí.
Mi hermano se va sin decir nada y yo también lo hago, me dirijo hacia donde se encuentra papá, teniendo intención de averiguar qué sucede.
