『 Mi demonio 』
Me despierto con pereza tras una mala noche. Un rayo solar se filtra a través de la ventana anunciando que ha amanecido ya.
Miro el reloj en mi buró y este marca las ocho de la mañana. Salgo de la cama apresurada rumbo al baño a tomar una ducha; intercambió mi pijama por un blazer, pantalón color azul neblina y zapatillas blancas.
Conduzco hasta Geumga Plaza contando cada segundo tarde que marca el reloj. He vuelto a incumplir la regla de oro. Subo las escaleras de dos en dos y corro el largo pasillo hasta abrir ambas puertas del despacho.
—Lo sé, lo sé... he vuelto a llegar tarde —digo, recuperando el aire—. Invito el desayuno.
—Ya hemos desayunado el señor Nam y yo. Pero el señor Cassano no, así que aún puedes hacerlo.
Vincenzo voltea a verme mostrando la sombra de una sonrisa. Coge su saco, viene hasta mí, se detiene cerca de la puerta y con un ademán, me señala que salga yo primero.
Caminamos en un silencio incómodo, tal vez, ambos estamos recordando lo que me ha dicho ayer por teléfono y ello logra ponerme tan tensa que, podría huir con tal de no asistir.
Pero ello sería muy cobarde.
—No estás obligada a ir, Lia. Con lo poco que me has contado, puedo hacer mucho —dice, como si hubiera podido escarbar en mi mente.
—Voy a ir. Además, papá estará ahí y no quiero que se preocupe cuando lo hayas dicho.
—Te preocupas tanto por los demás ¿y dónde quedas tú?
Me detengo, pensando que acaba de decir una verdad absoluta sobre mí. Eso tiene una simple respuesta: mecanismo de defensa. Reacciono así cada vez que me siento atacada o débil ante otros.
—Apresuremonos o llegaremos tarde —indica, dándole fin a la charla.
Decido llevarnos a una cafetería no muy lejos, tomamos asiento afuera del establecimiento, para aprovechar el buen clima.
Pedimos nuestros respectivos desayunos; a pesar de que mi plato se vea apetitoso, casi pruebo bocado. Vincenzo ignora esto, dándole toda la atención a su teléfono.
Estoy bebiendo mi café para calmar los nervios, cuando la pantalla del teléfono se ilumina, notificando que he recibido un mensaje:
De: Número privado.
Ten cuidado con quien te rodeas. Podrías recibir una apuñalada cuando menos lo esperes.Cierro los ojos en modo de cansancio y frustración. Ese hombre busca cómo seguir molestándome, importándole nada que haya le interpuesto una demanda.
O está la opción de que sea otra persona pero, prácticamente sería imposible. Miro alrededor buscando a la persona que pudo haberme enviado el mensaje como si fuera aparecer por arte de magia.
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In love with the devil〘Vincenzo〙
Hayran Kurgu: ✦ 𝙸𝚗 𝚕𝚘𝚟𝚎 𝚠𝚒𝚝𝚑 𝚝𝚑𝚎 𝚍𝚎𝚟𝚒𝚕 ❞ 𝐖𝐡𝐞𝐧 𝐲𝐨𝐮 𝐟𝐞𝐞𝐥 𝐦𝐲 𝐡𝐞𝐚𝐭 𝐥𝐨𝐨𝐤 𝐢𝐧𝐭𝐨 𝐦𝐲 𝐞𝐲𝐞𝐬, 𝐢𝐭'𝐬 𝐰𝐡𝐞𝐫𝐞 𝐦𝐲 𝐝𝐞𝐦𝐨𝐧𝐬 𝐡𝐢𝐝𝐞. Si estás dispuesta a confiar en ese hombre con rostro encantador, asegúrate de que...