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『 Un nuevo enemigo 』
De: V ¡He comprado una casa nueva! Es más grande que la que conociste. Espero algún día puedas estar aquí.
Ya te echo mucho de menos y eso que hemos hablado por teléfono hace algunas horas.
Ese es el único mensaje que recibí en todo ese mes de mayo y esas dos llamadas, también fueron las últimas desde su partida. Supuse que estaría ocupado con más asuntos de la mafia porque Chayoung tampoco tuvo noticias sobre Luca.
Ambas nos convencimos de que se encontraban bien o sí se hallaban en algún problema con otra mafia italiana, sabrían cómo sobrevivir.
Sin embargo, un alivio nos inunda cuando la primera postal llega iniciando la primera semana de junio, teniendo escrito un simple mensaje:
"¡He comprado Malta y ya estamos aquí!"
Después de recibirla, el señor Cho llega con mi pedido de hace dos días. Entusiasmada, veo abrir su maletín, donde ha transportado cada uno de estos.
—Admito que me sorprende conseguir estas cosas para una mujer. No es algo que se vea todos los días —dice, irónicamente—. Aquí está su pistola con su respectivo silenciador.
Es idéntica a la que Vincenzo me había obsequiado tiempo atrás.
—Cuatro manoplas de acero: dos normales y dos con picos, para usted y su hermana. Un cuchillo táctico —le entrega su par a Chayoung, quien se encuentra detrás sin decir nada—. Y un obsequio del señor Cassano.
Del bolsillo del pantalón, saca un encendedor igual al que él usa. Me lo entrega y sonrío, por tener algo suyo conmigo.
—Citaré sus palabras: «Espero le ayude a aclarar sus ideas, dándole el mismo uso».
—Gracias, señor Cho.
Se retira sin decir nada más, para continuar con su trabajo en la Agencia Internacional.
Sigo admirando cada objeto perfectamente acomodado en el respectivo maletín. Son cosas que tienen que usarse con responsabilidad y como me dijo Vincenzo un día: «usarlos como último recurso».
—Eres rara. Solo tú ves algo grandioso en estas cosas.
—Calla. Al menos debí de pedirte también un cuchillo táctico, no quiero tener problemas con Luca por no poderte defender —digo un poco enfadada conmigo misma al verle su ceja rota.
Cinco días atrás, los de B&J Law Group le tendieron una emboscada a mi hermana antes de poder llegar a casa por haber ganado la primera audiencia. Tuve que llevarla a urgencias para que le dieran algunos puntos.
—Si bueno, y yo no quiero tenerlos con Vincenzo si te llegan a meter a prisión. Oh, espera... ¡eso sucedió hace dos semanas!
Justo antes de bajar al primer piso aquel día, oímos un vidrio romperse, supimos de inmediato que habían venido a buscar cualquier cosa que estuviera a nuestro favor dentro del bufete. Vimos a un hombre correr hacia la azotea mientras cargaba una caja; lo seguí y pude alcanzarlo para golpearlo hasta dejarlo inconsciente.
