𝙸𝚅 - 𝚄𝚗 𝚛𝚎𝚐𝚊𝚕𝚘 𝚌𝚑𝚒𝚊𝚖𝚊𝚝𝚘 𝙸𝚝𝚊𝚕𝚒𝚊

5.3K 459 34
                                        

『 Un regalo llamado Italia 』

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

『 Un regalo llamado Italia 』

Amanezco mucho mejor que el día anterior, papá ha salido ya hacia Geumga Plaza, así que tomo mis llaves junto con mi bolso.

Conduzco alegre mientras escucho Lacrimosa, aquella canción me brinda buenos recuerdos de mi infancia en Italia.

Aparco en el estacionamiento cercano al edificio, recorro la mismas calles de siempre hasta entrar a una caótica carrera de inquilinos yendo de un lado a otro. Hablan todos al mismo tiempo que no se les logra entender nada, voy evadiéndolos para permitirme llegar al despacho.

—¿Qué sucede allá afuera? —pregunto confundida.

—Los inquilinos se acaban de enterar de la demolición —responde papá, muy nervioso.

Vincenzo se mantiene ahi de pie en silencio, con ambas manos dentro de los bolsillos del traje, mirando cualquier cosa menos a nosotros. Doy pasos agigantados y trueno los dedos para que me preste atención.

—¿Por qué no has dicho nada? —pregunto impetuosa.

—¿No decir qué? Él solo estuvo sentado en el estudio de baile dando likes a mujeres en instagram —responde entrando el señor Nam.

Eso me causa molestia y termino dándole un leve golpe en su brazo izquierdo por estarse tomando esto como un juego pero él ni se inmuta. Va a sentarse a la mesa situada en medio a seguir leyendo sobre los casos contra Babel.
Tomo asiento del lado opuesto, me apoyo con mis antebrazos para permitir acercarme a él.

—¿Por qué? —insisto.

—Es una sorpresa, relájate —guiña un ojo, sonriendo descaradamente.

—¿Qué me relaje? Ayer casi destruí mis manos con silicona caliente mientras hacía las decoraciones.

Pongo los ojos en blanco a la vez de masajear mis sienes por estarme sintiendo irritada a muy tempranas horas de la mañana. Me relajo con mi repaso acerca de todos los casos que hemos recibido por parte de las víctimas. Nos mantenemos así un buen tiempo y en silencio, hasta que la señora Hee-soo trae nuestros desayunos.

Pasa una hora y Jun-woo aparece en el bufete con su carismática vibra, contagiándonos, menos a uno.

—Buen día querida Lia, señor Hong, señor Nam —saluda él sonriente—. Y también a ti...

—Vincenzo Cassano —anuncia su nombre.

—Nadie importante —susurro cerca suyo. Él asiente sin comprender nada—. Vendré después papá, saldré con él.

In love with the devil〘Vincenzo〙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora