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『 Sabotaje 』
—A veces los jugadores profesionales van a los salones de apuestas de la mafia.
—Tienes un poco de betún en la boca —susurra mi hermana para evitar interrumpir a Vincenzo —. ¿Lo besaste?
Escupo el poco café que me quedaba en la boca, mancho algunas de las hojas sobre el escritorio donde estamos reunidos.
—Perdón, mi café aún sigue caliente —dirijo la mirada hacia el piso, no queriendo que vean mi evidente sonrojo—. ¿¡Podrías dejar de decir cosas así!?
Siento como unos dedos presionan mi cabeza, haciéndola girar y levantar la vista. Vincenzo intercambia una mirada divertida conmigo y luego golpea mi frente con sus dedos.
Otro hábito más a la lista.
—Préstame atención, Greco —intenta sonar serio pero fracasa—. Justo antes de que él ganara una suma de dinero astronómica, ¿saben que hicieron ellos?
Lo haría si mi hermana dejara de fastidiarme contigo, aunque admito que me gusta que lo haga.
—Lo llevaron afuera, le rompieron ambas manos y le dijeron que no regresa —responde el señor Nam.
—En estos tiempos difíciles, la mafia ya no intimida así a la gente.
—Intentarían invalidar el juego de una u otra forma —respondemos las dos al tiempo. Realizamos nuestro saludo.
—Bingo. Anulan el juego sin levantar sospechas para que se vaya.
—Quieres invalidar el juicio —él asiente—. No podemos posponer el juicio o abandonar el caso por ahora.
—Vamos a hacerlo durante el juicio.
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El amanecer se cierne sobre Geumga Plaza. Preparo más café para los tres. Estamos cansados, exhaustos y ansiosos. Planeamos varias formas de postergar el juicio, quedándonos con unas cuantas.
Tomo asiento y tras mi primer sorbo de café, coloco mis brazos sobre la mesa, apoyo mi cabeza, dispuesta a descansar unos minutos.
"Todos sus movimientos los veo prestando atención, inclusive cada gesto, atesorando sus sonrisas. Cuando camina hacia mí, siento que algo estalla dentro, y me encanta esa sensación. Posa una mano sobre mi mejilla y dejo descansar el peso de mi cabeza en esta.