- Yo, solo quería encontrar a mi hermana, y el me llevaría a ella, o llegaría mas rápido.
- Con la mafia, ¡¿te ibas a aliar con la mafia?!- me grita.
- Déjame en paz, esta no es tu lucha- dije molesta.
- Lo es.
- No, no es así, es mía y de mi hermana, de mas nadie, ella es mi hermana, no me conoce, tal vez no sabe de mi, pero es mi hermana, y la voy a salvar así tenga que vender mi alma al mismísimo diablo- dije.
- No, estoy contigo.
- Aléjate de mi, no me busques, no me sigas, solo trabajo, no quiero saber nada mas allá, y tu no sabrás nada mas allá, déjame en paz con mis problemas o empeorara todo- dije.
- ¿Es lo que realmente quieres? ¿Qué me aleje de ti? - pregunto con un brillo dudoso en sus ojos.
- No puedes estar cerca de mi- dije.
- ¿Por que? ¡Dime las cosas maldita sea!
- ¿Que? ¿Qué quieres que te diga? ¿La mentira que intento creerme al decir que no me gustas? Si, me gustas, y esta mal, no debemos estar cerca, esto terminara mal y no quiero acabar destrozada por mi culpa, porque seria mi culpa- dije y me levante.
- Hera...- no lo deje terminar porque salí rápidamente de su oficina corriendo a la cancha de tiro.
Me puse el uniforme táctico y tome un arma y todo el equipo que necesitaba, me posicione en un lugar y comencé a disparar mientras las lagrimas brotaban de mis ojos sin parar, esto me esta consumiendo y el dolor se siente como el peor de los golpes.
Le dije lo que sentía a Aaron, por lo menos a medias, no sabia que iba a decir, preferí escapar, mis padres toda una mierda, tratando que no los atrapen, y lo peor deciden correr el riesgo de venir a Washington, cada vez me lo complican mas, Artemisa no sabe que están aquí, ella esta lo suficientemente estresada con lo de Atenea como para agregarle el estrés de saber que nuestros padres están en el estado.
Sin dejar de llorar, frustrada por la situación, recargo el arma y sigo disparando, sentí una mano en mi hombro haciendo que bajara el arma, esa colonia, lo quiero lejos... ¿Por que no lo entiende? Esto solo me esta haciendo daño.
- Aléjate de mi... te lo ruego, hazlo por los dos- pido en un susurro.
- No, me quedare- dijo y suspire pesadamente soltando mas lagrimas.
- Aléjate, esto esta mal- dije.
- No, no lo esta porque tu eres mía- dijo.
- ¿Que?
- Eres mía- dijo y me beso.
- Aaron, no podemos...
- Si podemos y lo intentaremos, eres mía, no dejare que nadie me aleje de mi griega, ni siquiera dejare que tu me alejes- dijo y volvió a besarme, correspondí sintiendo el sabor salado de mis lagrimas, sabia que estaba mal, mentirle e intentarlo al mismo tiempo.
(***)
Salí de la organización y me dirigí al apartamento, cenaría esta noche con Aaron, no negare los nervios, se que no es el hombre bueno, es celoso, es toxico y muy posesivo, y así me gusta, y así tengo que hacer que me crea las mentiras y no se meta en nada que incluya a mi familia.
- ¡¿Que hiciste que?! Hera nos estas poniendo en riesgo.
- Lo se, trate de alejarlo, le dije que se alejara, pero, el simplemente no se alejo y debí ser mas fuerte, pero lo que siento no puedo...- suspire.
- Bien, sabes que tienes que mentir to...
- Ya se- dije y me fui a mi habitación.
Me di una ducha y alise mi pelo cuando salí de la ducha, me maquille y pinte mis labios de rojo, y me puse un vestido del mismo color que se ajusta a mi cuerpo perfectamente, me coloque unos tacones negros con dorado que combinan perfectamente con el vestido, agregue accesorios y en eso sonó el timbre.
Salí de mi habitación y abrí la puerta encontrándolo con un traje azul marino y unos mocasines marrones, se veía súper sexy, ya que el traje se ajustaba a su cuerpo logrando que no se viera extremadamente formal.
- Estas preciosa- dijo y me dio un beso que correspondí gustosa, nos separamos y tomo mi mano.
Salimos del pent-house y nos montamos en un Ferrari azul marino precioso, realmente habían gustos caros en esa organización.
- ¿A donde me llevas? - pregunte.
- A un lugar.
- Dime- exigí con una sonrisa.
- No- sonrió mirando la carretera.
Minutos después llegamos a una especie de restaurant que era también un club, asi que había mucha gente joven.
- Mesa para dos- pidió y nos dirigimos a una terraza.
- Bueno, no se que decir, me encanta el lugar- dije. Todo era lujoso, pero muy acorde al tema, se veía todo el lujo y clase del lugar.
- Es uno de mis favoritos- dijo.
- Voy por unas bebidas- dije.
- No, voy yo- dijo y asentí con una sonrisa.
- ¡Hola! - me saludo un chico de cabello castaño y ojos verdes.
- ¡Hola! - salude con una sonrisa.
- Me llamo Ander- dijo.
- Y yo Hera.
- ¿Cómo la diosa griega?
- Si- respondí riendo.
- ¿Vienes sola?
- Yo...
- No, soy su novio- dijo Aaron a su espalda y lo mire sorprendida.
- Bueno, fue un placer- dijo extendiendo su mano y la tomé gustosa, sentí como dejaba un papel en ella, papel que escondí, no sabia que decía.
Aaron se sentó a mi lado y me entrego un sex and the beach, estaba riquísimo, y yo muy nerviosa, por lo que me lo tome bastante rápido.
- Calma, no quiero accidentes- dijo riendo y lo mire molesta.
- No se que decir.
- No digas nada y bésame- dijo y lo bese.
Lo bese con ganas, no tenia palabras, pero si quería besar a ese amargado que sabia haría todo por alejar a cualquiera que tenga otras intensiones conmigo, decir que lo odio, pues no, al principio si, e incluso podría no estar tan segura de eso, tal vez solo quería engañarme a mi misma por el hecho de que desde el primer momento pensé que el que debía tener nombre de dios griego era el y no yo, su actitud arrogante y su sonrisa de superioridad me disgustaban, me molestaban, y me excitaban, y lo siguen haciendo, sus celos posesivos y pelear con el porque no tenia y no tiene derecho a tratar mal a todo hombre que se me acerque creo que se convirtió en rutina y tal vez aceptar que me gusta este mal, tal vez estar con el sea la peor de las ideas, pero mi vida no puede caer mas de lo que ya ha caído, y si lo hace, no pierdo tanto como pensaba.
Mentiras es la palabra que me define y no creo que eso cambie en mucho tiempo.
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